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La mansión de los cuentos

La magia de Sofía

La entrañable relación de una niña con su caballo "Picasso"

Dulce Victoria Pérez Rumoroso, con los pequeños.

Esta noche, en la Mansión de los Cuentos, la Brujita Peladilla nos contó algo verdaderamente mágico...

Lo que aquí voy a relatar es la historia más increíble que escuché en mi vida. Increíble y real. Tan real como que el sol brilla o que el cielo es azul. Lean con atención y no pierdan detalle, pues pocas veces se tiene la oportunidad de conocer una historia tan maravillosa como ésta.

Todo ocurrió un día de invierno, en un pequeño pueblo rodeado de gélidas montañas y habitado por personas de corazón puro y sincero, que no dudaban ni un instante en ayudar a todo aquel que lo necesitase.

Pese a ser un pueblo alegre y encantador, había un lugar donde las personas no era felices y no podían disfrutar de la vida como quisieran. Ese sitio era el hospital, el lugar en el que tristemente muchas familias debían pasar allí días e incluso meses, mientras otros lo hacían en sus hogares, frente al calor de la chimenea y junto a sus seres queridos.

Ese día, el viento soplaba y movía una alegre campanilla colgada en la puerta de una casa. El suave tintineo parecía una melodía compuesta por traviesos duendes que anunciaban que ese día algo mágico iba a ocurrir. Al escuchar esa polifonía, la puerta se abrió y apareció Sofía, una niña encantadora con un don: su mirada. A nuestra amiga no le hacía falta hablar para expresar sus deseos o pensamientos, pues con su noble mirada llena de vida, amor y dulzura, podía expresar todas sus inquietudes. Hay personas que hablan y hablan hasta aburrir, pero éste no es el caso de la pequeña Sofi; ella con sus ojitos expresa sus sentimientos.

Sofía tiene 12 años, le gusta que su mamá le haga dos trencitas en su cabello, una a cada lado. Entre sus mayores aficiones destacan comer "gusanitos" sin importar el momento o lugar. Por la mañana, por la tarde, por la noche... Siempre es buen momento para esta chuchería. Pero otra de sus pasiones son los caballos. Tiene especial cariño a uno, su querido "Picasso". Cuando la niña estaba cerca del caballo, podía apreciarse una conexión mágica entre ellos. Sus miradas se conectaban y un aura mágico, una especie de arco iris parecía brotar a su alrededor. De pronto, el caballo relinchaba, jugaba, saltaba... Mientras Sofía sonreía. Todo esto ocurría sólo si la pequeña estaba cerca y sus miradas se entrelazaban.

-¿Has visto eso?, comentaba la gente.

-Parece que se entienden sin falta de hablar.

-Es como si hubiera una conexión mágica entre niña y caballo.

La gente estaba asombrada cuando veía a "Picasso" junto a Sofía. Un día varias personas presenciaron algo impresionante. Vieron cómo el animal se acercaba a la niña y frente a ella flexionó sus patas delanteras y se arrodilló sobre ellas, como haciendo reverencias. Sofía reía ante este gesto y todos los presentes eran incapaces de describir lo allí ocurrido.

Un domingo por la mañana la campanilla de su puerta volvió a tintinear y a danzar juguetona al ritmo del viento. Sofía, encandilada por ese dulce sonido, salió a la calle. Respiró hondo y esperó a sus padres. Se dirigieron como todos los domingos a ver a su caballo. Pero ese día había algo extraño en el aire...

Continuará el 22 de junio.

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