"El Partido Popular de Gozón siempre estuvo presente en los cursos de La Granda, tanto cuando estábamos en la oposición como en el gobierno". Con esta contundencia quiso desmentir el concejal del PP, Ramón Artime, las declaraciones del alcalde del concejo, Jorge Suárez (PSOE), en las que, durante la presentación de los simposios, dijo que era "la primera vez" que el Ayuntamiento estaba presente en los actos. "No puedo callar ante el atrevimiento del Regidor. También dijo que se congratulaba de que el sector lácteo esté presente en la programación de esta edición. Ya lo estuvo el año pasado también, y yo acudí. Para hablar en público hay que enterarse de lo que uno va a decir, y el señor Alcalde metió la pata de una manera tremenda. Es el problema que surge cuando uno se quiere poner medallas y no se informó lo suficiente", cargó Artime, que aprovechó la ocasión para mostrar el "apoyo" de su grupo municipal a los cursos de La Granda.

La presidenta de la Academia Portuguesa de Historia, Manuela Mendonça, desgranó ayer en los cursos de La Granda las claves de la relación política que han mantenido Portugal y España a lo largo de los últimos siglos. La experta alabó la relación de amistad que guardan actualmente ambos países, pero admitió que no ve viable una unión política en la Península Ibérica.

"Hoy en día no es viable una unión política entre España y Portugal. Está muy bien que mantengan una buena relación de amistad, pero no tienen por qué unirse", defendió la coordinadora general del curso inaugural de La Granda, que tiene como título "La política matrimonial como instrumento de equilibrio peninsular". La relación entre ambos países, si bien pasa por un buen momento en la actualidad, ha sufrido sobresaltos a lo largo de la historia. "Los episodios más preocupantes tuvieron lugar entre los siglos XV y XVI, cuando ambos países buscaban una unión ibérica a través de la conquista mutua, con Portugal invadiendo Castilla y viceversa", comentó Mendonça.

El capítulo que marcó la relación entre ambos países en esa época fue la Guerra de Sucesión castellana, que tuvo lugar entre 1475 y 1479, durante la que se enfrentaron los partidarios de Juana de Trastámara, hija del difunto monarca Enrique IV de Castilla, y los de Isabel , hermanastra de este último. Este conflicto adquirió importancia a nivel internacional, debido a que Isabel estaba casada con Fernando, heredero de la Corona de Aragón, mientras que Juana había contraído nupcias con el rey Alfonso V de Portugal. Francia apoyó al bando luso, ya que buscaba que Aragón, con el que se estaba disputando el control de Italia, no se uniera a Castilla.

La relación entre Portugal y España nació incluso antes de la constitución del país luso, esto es, antes del año 1143, cuando logró la independencia con la firma del Tratado de Zamora. "Entonces, formaba parte de Castilla, con lo que ya se podía hablar de relación entre ambos países. Una vez independizado, la relación se mantuvo, gracias en gran medida a los enlaces matrimoniales que se forjaban entre Portugal y Castilla, que también devino en enfrentamientos peninsulares. Portugal siempre ha sido un reino de reconquista, que estuvo ligado a León y a Castilla", sostuvo la especialista.

El limitado protagonismo actual de ambos países a nivel internacional contrasta con el poder del que gozaban las coronas lusa y española en el siglo XVI, cuando ambos se disputaban el control tanto de la península como de países extranjeros. "El decaimiento del papel de España y Portugal en el plano internacional se debe principalmente al desarrollo de los procesos históricos. Ambos países han sufrido invasiones, crisis, guerras... que han influido en su devenir", afirmó.

El gran desafío al que deben hacer frente ambas naciones acerca de su relación versa sobre el conocimiento histórico mutuo. "Es importante que tanto españoles como portugueses tengan presente que el proceso histórico en ambos países ha estado interligado a lo largo del tiempo", argumentó.

Manuela Mendonça repasó ayer en los cursos de verano de La Granda uno de los períodos históricos más tensos y vibrantes entre ambos inquilinos de la Península Ibérica: los siglos XV y XVI, en los que los conflictos en el seno de ambos reinos fueron constantes. "La herramienta entonces para asegurar una cierta unión entre las dos facciones eran los matrimonios entre infantes. Si bien sirvieron para salvaguardar cierta paz, también se tornaron en contra, originando algunos conflictos sucesorios en el seno ambas coronas que desembocaron en guerras", apuntó la historiadora.