La decidida política europea para frenar el cambio climático y la adopción de medidas de responsabilidad energética que se sitúan a la vanguardia mundial por su alto grado de compromiso convierte a Europa en la referencia planetaria de la preservación del medio ambiente, pero también pone a los pies de los caballos a la gran industria de los países adheridos a la Unión, en especial las empresas electrointensivas como Alcoa, Arcelor o Asturiana de Zinc, todas ellas con fábricas en la comarca de Avilés.

Este delicado equilibrio entre sostenibilidad ambiental e industrialización fue puesto sobre la mesa en los cursos de La Granda por el ingeniero Rafael Gómez-Elvira, quien alertó de las repercusiones que puede tener para la gran industria electrointensiva la presión normativa de la Unión Europea, y en especial la fijación de nuevos objetivos para reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

"Europa quiere liderar la lucha planetaria contra el cambio climático, lo cual es encomiable; pero debería tener en cuenta el impacto de ese deseo sobre su industria, sobre todo la que está expuesta a una fuerte competencia internacional en países, especialmente asiáticos, donde la normativa es más laxa y, en consecuencia, pueden producir sin incurrir en sobrecostes por la captura o reducción de las emisiones de carbono", manifestó este experto en gestión energética.