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Las brujas Picotera y Apestosa (I)

Las tías de Peladilla y su mala relación con los niños avilesinos y Ratonchi ante la celebración de Halloween

Los alumnos del colegio de Villalegre comentan los relatos publicados en LA NUEVA ESPAÑA de Avilés.

-¡Peladillaaaaaa!

Nada más escuchar esa voz, nuestra amiga agachó la cabeza y puso cara de resignación. Supo lo que ocurría. ¡Acababan de llegar sus tías, las brujas Picotera y Apestosa! ¡Qué desastre! Si os imagináis que las brujas son viejas, feas y malas, entonces no habéis acertado, porque éstas ¡son el doble de todo eso!

Y es que, las tías de Peladilla, suelen visitar a su sobrina en fechas próximas a Halloween. En esta época se muestran tal y como son, pero el resto del año les gusta camuflarse entre la gente y disfrazarse de personas normales y corrientes para engañar a los niños. No llevan sus escobas ni sus gorros puntiagudos, parecen personas de verdad. Estoy segura de que, paseando por Avilés, alguna vez habéis visto personas que os miraban de forma extraña, o que carcajeaban en plena calle como una cacatúa, incluso que os saludaban sin conoceros de nada. ¿Verdad que sí? A veces también se disfrazan de moscas para revolotear y molestar a los niños y niñas. Si habéis vivido estas experiencias alguna vez, no dudéis que habéis estado frente a las tías de Peladilla. Suelen pasear por Sabugo, Galiana, El Quirinal y, sobre todo, El Carbayedo. Pero de noche se reúnen en un mágico lugar dejando a un lado sus disfraces y mostrándose tal y como son: ¡horripilantes!

La bruja Picotera es la más mayor de las hermanas. Es baja, delgaducha, con la espalda encorvada. Tiene la nariz muy alargada, más de lo que por sí debe tener una buena bruja. Su pelo es blanco, ondulado; a veces, tiene alguna araña anidada en él. Picotera nunca se entera de nada puesto que escucha muy mal, quizás esto se deba a que en toda su vida (miles de años) jamás se ha lavado las orejas. Tiene las piernas muy delgadas y arqueadas. Le quedan pocos dientes y los que tiene son negros y apestosos, como toda su boca.

Ahora, niños y niñas, si estáis leyendo esto en vuestra cama, tapaos bien con las mantas hasta arriba y no lo leáis en voz alta, pues el nombre de este ser provoca escalofríos. Me estoy refiriendo a la bruja Apestosa. Al contrario que su hermana, es alta y tiene un trasero bastante regordete (dicen que una vez se sentó sobre el pie de un niño y casi le tuvieron que poner uno nuevo). Su nariz es más chata que la de Picotera. Justo debajo de ella puede apreciarse algo de bigote, sí, habéis leído bien: bigote. Su pelo es castaño y rizado.

Apestosa es un poco desastre, nunca se acuerda de los nombres ni de las cosas y no sabe dónde las deja. No puede llevar los zapatos iguales porque jamás los encuentra (dicen que Ratonchi tiene algo que ver con esto). Un día llevaba en un pie una zapatilla de fútbol y en el otro una chancla seis números menor que su talla. Sus padres le pusieron con todo su cariño el nombre de "Apestosa" que lleva con orgullo, pues consideran que su aliento es tan dulce y fresco como una caja de bombones recién abierta. Lástima que para el resto de mortales su aliento sea tan asqueroso que apenas se puede respirar. Pero lo que para nosotros es apestoso, para ellos es exquisito y viceversa.

Hay dos cosas que Apestosa odia. No soporta ver a los niños y mucho menos escuchar sus risas. La segunda cosa que odia con todas sus fuerzas este ser malvado son los ratones, le dan pánico, sobre todo, Ratonchi, a quien considera culpable de tanta felicidad y bondad en el mundo, algo totalmente repulsivo para ella.

-Picotera, ¿cómo se llamaba nuestra sobrina? ¿Empanadilla?, ¿Pesadilla? ¡Ah no! ¡Peladillaaaaaa!- gritó Apestosa.

-¿A estas horas una tortilla? Bueno, está bien, pero sin cebolla- contestó la bruja Picotera.

-Picotera, ¡no te enteras de nada! ¡Estoy llamando a Peladilla!- gruñó Apestosa.

-Pero, ¿por qué no te dejas de tortilla y buscas a Peladilla?- le reprochó Picotera.

-Ains, no puedo contigo, hermana- suspiró Apestosa.

Con tanto jaleo, Peladilla apareció frente a sus tías, las cuales no tenían absolutamente nada que ver con nuestra amiga, pues ella es muy guapa, buena, inteligente y quiere mucho a todos los niños y niñas. Por eso, sus hermanas la consideran un poco "rarita".

-¡Ahí estás! Venimos a quedarnos unos días en la Mansión de los Cuentos- dijo Apestosa.

-¿De qué cuervos?- preguntó Picotera- No, no, a mí déjame de esos pajarracos que luego me pican- reprochó Picotera, como siempre sin enterarse de nada, mientras que su hermana Apestosa la miraba con cara de desesperación.

Continuará...

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