La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

EDUARDO VELASCO | Actor y productor de "El Jurado", este viernes, en el Niemeyer

"La indignación como ciudadano y como empleado de la cultura me llevó a 'El Jurado' "

"El espectáculo es muy arriesgado, pero era necesario contar esta historia, y, encima, está dando grandes resultados"

Eduardo Velasco, en el camerino de un teatro.

El actor Eduardo Velasco (Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, 1968) es socio de la productora "Avanti Teatro", junto a la también actriz Cuca Escribano. Los dos son los responsables de uno de los espectáculos más importantes de esta temporada: "El Jurado", un "thriller" y una reflexión sobre la justicia que se representa mañana viernes en el auditorio del Centro Niemeyer (20.30 horas) y el sábado que viene en el teatro Jovellanos de Gijón. Velasco produce, pero también actúa. En la función que llega este fin de semana a Asturias interpreta al Jurado Número 1, "el árbitro, el que saca las tarjetas cuando las discusiones se recrudecen", explica en conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA.

-Están dando mucho de que hablar.

-Tenemos entre manos un espectáculo muy arriesgado, una historia que era muy necesario que la contáramos y que, encima, nos está dando muy buenos resultados.

-Unos señores tienen que determinar si un político es o no un corrupto.

-Eso es. Ese es nuestro planteamiento. La idea surgió cuando el juicio de los trajes de Camps. Lo que sucede es que aquello que vimos entonces se ha visto agravado y ahora ya no son trajes: es la Gürtel, son las tarjetas Black, la Púnica... Esto es un no parar. No podemos más que estar agradecidos a los corruptos porque nos hacen gratis la promoción del montaje.

-¿Qué le llevó a meterse en esta aventura?

-La propia indignación: como ciudadano y como trabajador del sector de la cultura.

-"El Jurado" es su tercera producción.

-Así es. Empezamos con un monólogo que estaba centrado en la religión y en la figura de Jesucristo. En el segundo, pusimos sobre las tablas a Santiago Carrillo y a Adolfo Suárez y hablamos de política y Estado. Lo que hemos ahora con "El Jurado" es pensar en el concepto de la justicia y para ello bebimos del clásico de Reginald Rose "Doce hombres sin piedad", pero también la película o el Estudio 1 que hizo Gustavo Pérez Puig. Allí se discute la necesidad o no de la pena de muerte; en "El Jurado" no. Pretendemos hacer un retrato de la sociedad presente y buscamos formular a los espectadores una pregunta crucial: "¿Cree que la justicia es justa?"

-Ese contenido íntimo lo presentan sobre la bandeja que da el "thriller".

-Totalmente: un "thriller" de suspense. Algunos espectadores sienten la necesidad de levantar la mano y participar en el fallo del jurado. Como usted, yo también tengo mi propia manera de ver el mundo, pero eso no es lo importante en este montaje. Lo que buscamos es un hecho teatral: no hacemos un panfleto. Existe un equilibrio ideológico de primer orden: un persona se inclina a la derecha más extrema y otra, sin embargo, es partidario de los movimientos sociales tipo 15M. Discuten y, a veces, tienen opiniones semejantes. Lo que buscamos es que el espectador sea quien decida con quién se identifica. Ya le digo, somos nueve hombres y mujeres de todas las clases posibles, es el puro retrato del presente.

-¿Por qué se pidió usted ser el Jurado Número 1?

-"El Jurado" es un gran ejercicio de autoestima: soy el productor, pero también actúo. Pero, a la vez, también hay que ser humilde. Por eso, opté por este personaje, que no era tan principal. De acuerdo, la función es muy coral, pero hay personajes con más peso que otros. El Número 1 es el árbitro, el primero en llegar a la sala. Se trata de un personaje recto, justo, sigue las leyes sin discutirlas: las leyes son las leyes. Resulta que este sentido de la justicia es crucial: le lleva a cambiar el voto en un momento dado.

-Pepón Nieto, Usun Yoon, Víctor Clavijo... Tienen un elenco de campanillas.

-Es una maravilla. Pepón Nieto será el Jurado Número 5 en la función de Gijón. En Avilés, no. Estará Fran Perea. Somos compañeros, hay que cubrir los problemas de agenda. Somos muchos. Los dos son inmensos y los dos hacen un mismo personaje de manera extraordinaria y, al tiempo, cada cual a su modo.

-¿Y cómo va la gira?

-Podemos sentirnos absolutamente satisfechos. Planeamos cerrar la gira en mayo del año que viene en Santander, en el Palacio de Festivales, pero distribución sigue trabajando profundamente en lo suyo. Calculo que para entonces habremos hecho 80 u 85 funciones. Tal cual están las cosas, nos podemos dar con un canto en los dientes. Nueve actores, cuatro técnicos. Mantener un espectáculo como el nuestro en un momento de recortes presupuestarios en cultura es heroico.

-Este es su tercer montaje. Fijo que está ya con la cabeza en el cuarto.

-Pues sí, pero todavía falta mucho. Pensamos en 2018. El primer montaje fue sobre la religión, el segundo sobre política, este sobre justicia. Lo que estoy pensando para el cuarto es en los límites que puede tener el ser humano. ¿Nos convertimos en animales cuando llegamos al límite? Las referencias son, por ejemplo, "El señor de las moscas" o "Ensayo sobre la ceguera"... Estamos dando vueltas a lo que vamos a hacer. Ya le contaré.

Compartir el artículo

stats