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MARIO DURÁN | Agente de la Policía Nacional, autor de "Así se hace un policía"

"La Policía está llena de asturianos, quizá porque aquí tiene buena imagen"

"La oposición se parece a una competición deportiva, pero en la que peleas por una plaza en la Administración"

Mario Durán, durante la entrevista. RICARDO SOLÍS

Mario Durán (Avilés, 1983) es agente de la Policía Nacional y el autor de la obra "Así se hace un policía. Cómo preparé las oposiciones y di mis primeros pasos en Comisaría" (La Esfera de los Libros, 2016), una autobiografía con matices de libro de ayuda para aspirantes a ingresar en el cuerpo; una guía útil para conocer entresijos profesionales. Antes de lograr la plaza, Durán perteneció al equipo nacional de piragüismo. Entrenó junto al campeón olímpico Saúl Craviotto, agente también de la Policía Nacional y uno de los prologuistas del libro. El otro es el periodista Luis del Olmo. Durán conversa con LA NUEVA ESPAÑA en su redacción avilesina.

-De pequeño, ¿jugaba a ser policía o ladrón?

-Solía ser policía. Como cuento en el libro, soñaba con muchas profesiones. Decía que quería ser bombero, astronauta, futbolista, gran deportista... Lo de ser policía era una opción que barajaba, pero sin destacar especialmente.

-¿En serio?

-Sí, en serio. De hecho, cuando se me acercaba la mayoría de edad y tenía que afrontar mi futuro más inmediato, tampoco éste pasaba por ser policía.

-O sea, que ser policía no es una cuestión de vocación.

-En mi caso, no. Tenía un amigo, un compañero de piragüismo, que se presentó a policía. Me animó a seguirle. Sin mucho interés presenté la instancia y me olvidé. Lo que sucedió es que, meses después, otro compañero de entrenamientos me animó a que fuera con él a hacer las pruebas. Lo pensé, lo comenté en casa porque mis padres no querían que me dedicara a una profesión tan peligrosa como es la de policía. Finalmente, me decidí a ello y, en un tiempo récord, en cosa de tres meses, preparé la oposición estudiando mañana y tarde y la saqué.

-No tiene pasado familiar ligado al Cuerpo.

-No, no. Tengo compañeros que son policías por vocación familiar, como en la serie "Blue Bloods". Hay padres, abuelos policías... Lo mío tiene una explicación singular: venía del deporte, mi familia se dedicaba a la siderurgia, pero a mí eso no me llamaba. Mi padre trabajaba en Arcelor y mi hermano mayor trabaja en Alcoa. Además, mi abuelo trabajó en su momento en Ensidesa. Pero, ya digo, eso no era lo mío. Me decidí por ser policía porque vi que tenía una salida profesional fija. Había otras oposiciones, como la de bombero, que también me llamaba la atención, pero era más laboriosa. Sabía que si aprobaba mi examen, la plaza de policía iba a ser para mí. Por eso me aferré a ello.

-Era deportista de competición.

-Sí, sí. Me inicié en piragüismo a los 10 años porque mi hermano lo practicaba también. Yo venía del mundo de la natación, pero esto del piragüismo me encantó. Tuve la suerte de que se me daba bien y que pude quedar campeón de España en alguna ocasión. Llegué a representar a la selección española en el año 2000 en una regata internacional. Disfruté de todo aquello con resultados buenos.

-¿Qué tiene el piragüismo que tanto llama a los policías?

-No lo sé. De los ocho que entrenábamos en Trasona, siete éramos policías.

-¿Cómo fue el día del examen?

-La oposición de policía fue como una competición deportiva en la que peleas por una plaza en la administración. En la mía nos presentamos 36.000 personas y sólo había 4.200 plazas.

-¿En qué posición quedó?

-Hacia la mitad, el 1.500 o por ahí.

-¿Y cuánto tiempo invirtió en la oposición?

-Entre una cosa y otra, unos tres meses. Fui un caso un poco excepcional. Los periodos de estudio suelen ser de un año. Me empleé a fondo, tuve suerte porque todo me fue sonriendo; tuve buena estrella, pero me esforcé: a mí nadie me regaló nada. Aparte del examen había que cumplir una serie de requisitos: tener los carnés, por ejemplo, que no los tenía en ese momento. Los saqué en aquellos tres meses. Lo de las pruebas físicas no fue difícil: por el piragüismo tenía buenas condiciones.

-¿Dónde hizo el examen?

-En Oviedo, en la Facultad de Economía y Empresa.

-¿Fueron muchos?

-Asturias es de las comunidades que más nutren con agentes a la Policía Nacional.

-¿Ah, sí?

-La Policía Nacional está llena de asturianos, quizá porque aquí el cuerpo tiene buena imagen y las academias que preparan a los alumnos son las mejores del país. Otra de las razones quizá sea que tampoco hay otros trabajos, así que por eso la gente se tira a la Administración.

-¿Cuánto esperó la nota del examen?

-Unos quince días.

-¿Cómo fue la espera?

-En ese tiempo vives en la incertidumbre. La noche anterior a la salida de las notas, entré en la web y vi que había aprobado.

-Todo cambió entonces.

-Pero esto fue sólo el principio. En el libro cuento que me mandan ir a la Academia de Policía, en Ávila. Y también mi primer destino en Oviedo.

-Después de todo, encontró su profesión.

-No lo esperaba, pero sí, ésta es mi profesión.

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