La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuento especial aniversario (I)

La fiesta organizada para celebrar el primer año de Ratonchi en estas páginas

Dulce Victoria Pérez, con un Ratonchi gigante, durante una visita al colegio San Nicolás de Bari. MARA VILLAMUZA

¡Hola amigos míos! Qué ganas tenía de que llegase este miércoles, y es que esta semana ha sido muy especial porque ¡se ha cumplido un año de esta sección de cuentos! ¡¡Un año!! Y eso son muuuuuchos cuentos. La sección se llama "La mansión de los cuentos" porque yo lo veo como un lugar mágico donde nos adentramos y todo puede hacerse realidad, así es como ocurre cada miércoles, cuando tenéis el periódico en vuestras manos, las puertas de la mansión se abren para que os adentréis sin miedo y comience la lectura. En este lugar ¡cualquier cosa puede cobrar vida!

¡Por cierto! Esta semana recibí muchos mensajes sobre el cuento pasado y qué casualidad, todos hacían alusión a las bragas de la bruja Picotera, que se han hecho muy famosas.

Una fiesta de cumpleaños no podría ser tal sin invitados, y ahí es dónde estáis todos vosotros: los que acudís a comprar a primera hora el periódico los miércoles, los profes que leéis el cuento en clase, los que lo hacéis tomando un café, los taxistas que disfrutáis de la lectura entre viajes, los papás, los abuelitos que leen con tanto cariño los cuentos a sus nietos... Y aquí quiero hacer una importante reseña, pues sé de una abuelita que espera ansiosa a que llegue el miércoles para llamar a sus nietos que viven en Galicia y leerles el cuento por teléfono. ¿No es una historia maravillosa!? Y emocionante.

Gracias a todos vosotros que me apoyáis y me seguís y a este periódico por permitirme este espacio para contaros historias, porque cada noche, cuando me acuesto, antes de dormirme, recuerdo aquel niño que me saludó nervioso por estar ante la autora de Ratonchi, o la abuelita que guarda todos los recortes para leerlos a sus nietos por teléfono, o las aulas de los colegios en los que tienen expuestos todos los cuentos... Y me duermo con una gran sonrisa de felicidad. Gracias también, cómo no, a todos los personajes de mis cuentos, porque sé que junto a ellos y sus enseñanzas podemos hacer este mundo mejor.

¡Por muchos más cumpleaños repletos de tanta felicidad!

Con motivo de la celebración de este primer año de la sección de cuentos, me tomé la libertad de mandar invitación a todos y cada uno de los personajes de mis cuentos ¡Menuda fiesta! No faltó nadie. Puntuales, los invitados fueron llegando. Una lujosa alfombra roja conducía a los invitados desde la entrada al gran salón donde la fiesta aguardaba. Todos iban llegando: El paragüero Pat, Peladilla, La perrita guía Margarita... El último en llegar fue Ratonchi pues se entretuvo saludando a unos niños por Sabugo, los cuales se quedaron boquiabiertos y ni sus padres creían que habían visto a Ratonchi.

De pronto se abren las puertas de par en par y comienza a escucharse el himno francés. Como no podía ser de otra manera, acababa de llegar a Avilés el famosísimo Gatoleón Buenatrape, bien elegante con su sombrero y su melena perfectamente retocada. Justo en el momento de su espléndida entrada, aparecen por detrás las brujas Picotera y su hermana Apestosa. Picotera sin darse cuenta le pisa la pata a Gatoleón y este salta mientras bufa como un sifón, ya sabéis como se ponen los gatos cuando se enfadan y en ese momento su melena ya se había encrespado. Miró a Picotera y esta le dijo:

-Quita de aquí saco de pulgas, o me quedaré sin chorizo ni longaniza.

Gatoleón se quedó atónito ante tal personaje y procedió a echarle un mordisco en el trasero, pero Picotera ni se enteró con tanta carne sobrante. Menudo peligro las dos brujas entre los invitados. Entre que Apestosa se baba al ver la comida como si fuese un lobo hambriento y Picotera es incapaz de retener los gases ¡Menuda velada les esperaba a los demás invitados!

Mientras tanto, Albertín entraba enfurruñado pues no le habían dejado pasar con el Xato y tuvo que dejarlo en la entrada... Al menos había tarta y por suerte era de chocolate. Sus padres pasarían a recogerlo más tarde. Por suerte estaban los Mc Jeffersson para cuidarlo y por supuesto la bruja buena Peladilla.

Y así fueron entrando al gran salón los personajes de los cuentos, donde la velada estaba amenizada por la melodía del mejor violín del mundo: Domisol.

Pero mientras todos comían algo ocurrió, se escuchó una voz...

¿Quieres saber de quién era? ¿Tu quién crees que sería? Os lo diré el próximo miércoles. Prometo divertiros.

Compartir el artículo

stats