La banda de gaitas "Villa de Avilés" abrió con el "Asturias, Patria Querida" el desfile de Pascua, una comitiva que recorrió durante dos horas el corazón de la ciudad entre caramelos, confeti y serpentinas. A la cabeza iba el Grupo Folclórico "Sabugo, ¡Tente Firme", que escenificó en El Parche una boda vaqueira como la de Aristébano; y a la cola, la Banda de Música de Avilés, que estrenó pañuelo y corbata verde, complementos que pasan a formar parte de su indumentaria. "Es la primera vez que venimos, es fantástico", decía Marta García, junto a su marido José Manuel Caicoya, dos madrileños de paso en la ciudad.

Las charangas, bandas y grupos folclóricos pusieron la nota musical a un desfile en el que varias carrozas tuvieron temática reivindicativa. La de la Asociación de Vecinos Marcos del Torniello fue un grito contra la violencia de género, mientras que la del movimiento vecinal de La Luz, inspirada en el Mundial de Duatlón, tuvo un recuerdo para el dorsal 32 del atleta Fernando Leira Almagro, recientemente fallecido. La igualdad de oportunidades fue la inspiración de la asociación "Pedro Menéndez"; la del Quirinal conmemoró los 60 años de la llegada de la televisión a España; "El Marapico" promocionó la prueba deportiva Transgascogne 6.50; y el movimiento vecinal de Llaranes reunió en carruaje los elementos más distintivos de un barrio que este 2017 sopla sesenta velas. "Merece la pena tantas horas de trabajo para decorar las carrozas", señalaba Olga Vízcar, que presenció el desfile en la calle San Francisco.

Hubo quejas entre el público por la distancia entre las carrozas participantes, pero su belleza hizo llevar mejor la espera. "Estamos deseando subirnos", decían en el escenario de autoridades la xana y la xanina del Bollo 2017, la sotobarquense Tamara Luna y la avilesina Carmen Pérez Álvarez. Su momento llegó al filo de las dos de la tarde, cuando las reinas de la primavera y sus damas de honor coronaron un bollo de Pascua gigante, su trono festivo.

El Domingo de Resurrección, el del Bollo, fue un día de asturianía, de dulces y regalos, de trajes típicos y de fotografías, de deporte, folk y habaneras. Avilés se despierta hoy con la mesa puesta y con el sueño de hacer de la XXV Comida en la Calle la mayor comilona del mundo. La cuenta atrás para hacer historia ha empezado.