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La producción de aluminio a partir de chatarra da un respiro a Alcoa en Avilés

La empresa repara estos días la planta de refundido, para la que tiene planes optimistas en un contexto de encarecimiento de la materia prima

Un trabajador portuario asegura una pila de lingotes de aluminio para su embarque. MARA VILLAMUZA

La fábrica que la multinacional aluminera Alcoa posee en la localidad avilesina de San Balandrán empieza a recobrar el aliento, así sea a pequeñas bocanadas. Después de unos años de tensiones económicas, energéticas y sociales la compañía tiene previsto incrementar la producción en Asturias gracias al aluminio que sale de la llamada planta de refusión (reciclaje). La empresa mantiene las series electrolíticas al 66 por ciento de su capacidad como consecuencia de la, a su juicio, ineficiente organización del sistema eléctrico en España; es decir, por la carestía del precio del kilovatio hora. El futuro, pues, parece estar en la chatarra, cuyo tratamiento requiere menos gasto eléctrico.

Lo previsto es que aumenten las ventas de aluminio refundido. No obstante, ha surgido un contratiempo: la instalación de reciclado de Avilés se halla parada desde hace algunas semanas. Lo está, aseguran en medios sindicales, porque "empieza a ahogarse en sus achaques". La planta de chatarra cuenta con más de una docena de años y el mantenimiento no ha sido en este tiempo el ideal. "Ahora están cambiando los ladrillos refractarios", detallaron los sindicalistas. Esta reparación ha sido un frenazo y los planes previstos para ese área de negocio no serán tan venturosos como los que se preveían a finales del año pasado. Y, pese a todo, "la cosa marcha", aseguran los sindicalistas con cierto alivio.

Alcoa en Avilés produce aluminio electrolítico y aluminio refundido. El primero es de una pureza subrayada y el segundo sirve para mezclarlo con el primero para dar respuesta a los clientes que lo reclaman: no todos los compradores de aluminio lo necesitan al 99 por ciento de su pureza. En todo caso, la fábrica sirve sus productos como lingotes o tochos.

Lo que vive Avilés tiene un reflejo sorprendente en las altas esferas. Alcoa ha dejado Nueva York y se marchado a Pittsburgh. Las dos ciudades norteamericanas están más o menos cerca. La mudanza permitirá ahorrar a la compañía más de cinco millones de dólares. Pero esto es sólo un pequeño efecto colateral de la nueva cara de la multinacional. Tras la segregación de la compañía -Alcoa por un lado, Arconic por el otro- la empresa propietaria de la fábrica de Avilés se ha convertido en la mayor productora de alúmina del mundo.

La alúmina es el producto base del aluminio. Alcoa vende este producto -que en España fabrica en San Ciprián (Lugo)- a terceros y esto es la causa del incremento de su precio. Se da la paradoja, aseguran los sindicatos, de que los buenos resultados de la matriz de Alcoa puedan dañar las cuentas de Alcoa Inespal Avilés, su filial. "Sube el precio de la alúmina para todos... también para Avilés. Que seamos de la misma compañía no quiere decir que tengamos que dejar de pagar la materia prima", apuntaron los sindicalistas.

La multinacional Alcoa presenta sus cuentas el próximo lunes. Los analistas económicos consultados por Reuters prevén cuentas mejores que cuando mantenía negocios de alto valor añadido. Arconic -la empresa hermana de Alcoa- presentará sus cuentas al día siguiente, es decir, el martes. No las presentará su hasta ahora consejero delegado Klaus Kleinfeld, que acaba de dimitir por desacuerdos con uno de los accionistas mayoritarios de la nueva sociedad. Kleinfeld será recordado en Alcoa por haber ordenado el cierre de buena parte de las fábricas de aluminio primario de Estados Unidos y por haber optado por los recortes de producción en el resto de sus plantas -entre ellas, las españolas-. Buscaba elevar el precio del aluminio en un mercado internacional dominado por los metales de procedencia china.

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