"Me gusta ayudar a la gente del Sahara. Allí hay mucha arena y también muchos niños pobres. Por eso, venimos aquí a correr, para que puedan ir al colegio". Así resumía la pequeña Lucía García, alumna del Poeta Juan Ochoa, el espíritu de la actividad deportiva y benéfica que tomó ayer por la mañana el estadio municipal de atletismo Yago Lamela. Más de 1.000 corredores, la mayoría niños, participaron en la III Carrera Solidaria por el Sahara, que nació del hermanamiento de diez centros escolares de Avilés y Castrillón con colegios saharauis y que la mañana soleada convirtió en éxito rotundo.

Lucía García ha participado en las tres convocatorias, como su compañera Candela Calles y Daniela Lorences. Para su amigo Sergio Espineira, en cambio, ayer fue la primera. "La verdad que yo del Sahara no sé nada", reconocía poco antes de la carrera. De los primeros en recorrer la pista de atletismo fueron los pequeños Nel Raposo y Yoel Santamarina, de 3 y 4 años y alumnos del Colegio de Salinas. Para el segundo "fue un poco duro", para el primero casi un paseo. "Sé que en el Sahara hay dromedarios, un desierto y que vamos a ayudar a los niños de allí", decía con la ayuda de su padre, Javier.

Mael Bulti Fernández Llamazares, alumno del Enrique Alonso, demostró sus dotes en la pista. "Me gusta correr y de mayor quiero ser atleta", aseveraba este niño de ocho años que corre en Avilés Atletismo y que cruzó el primero la meta en su categoría. "Mi primo queda primero en todas las carreras", apostillaba su amigo Pablo Tuset Pérez. "Son tan amigos que dicen que son primos", aclaraba entre risas Susana Llamazares, madre de Manel Bulti. Los protagonistas fueron los más pequeños, pero también los adultos se calzaron las zapatillas y se colgaron el dorsal. Hubo familias enteras, como la formada por Alberto Ruis, Ana López y el pequeño Pablo. La de ayer fue su primera carrera por el Sahara. "Venimos por acompañar al crío y por una buena causa. Nos parece una iniciativa fenomenal, cuanto más se repita mejor", subrayaba el progenitor.

Los participantes se dividieron según tramos de edad: chupetines (hasta 3 años), minibenjamines (4 y 5 años), benjamines (primero y segundo de Primaria), alevines (tercero y cuarto de Primaria), infantil (quinto y sexto de Primaria) y resto de categorías (Secundaria y adultos).

Para la organización de la carrera se contó con la colaboración de Aguas de Avilés, que habilitó dos fuentes para que los participantes se refrescasen, y de integrantes del grupo Scout del Santo Ángel. Los diez centros de Avilés y Castrillón que impulsan esta iniciativa están hermanados solidariamente con colegios de los campos de refugiados de Tinduf. Concretamente, nueve con colegios del Aaiun y uno (el Apolinar García Hevia) con un colegio de Dajla. Este Proyecto de Hermanamiento recibió en 2014 el Premio Vicente Ferrer de Educación al Desarrollo y este año se han incorporado a la carrera las Escuelas de Educación Infantil de Avilés. Todos dieron ayer lo máximo en la pista de atletismo del Quirinal por llegar entre los primeros a la meta, pero a través de la megafonía se insistió en que "lo importante no quien gana, sino quien participa". Todos ganaron ayer en el Estadio Yago Lamela. La colaboración en forma de donativos (dos euros por participar más la voluntad, pendientes de recuento) se destinará a la compra de material escolar para paliar las necesidades del sistema educativo en los campos de refugiados saharauis. En el Quirinal se corrió con el corazón.