En España se produjeron el año pasado 437 muertes por ahogamiento, el 86% de las cuales tuvieron lugar en espacios sin servicio de socorrista, lo que da una idea de la importancia del papel que desempeñan estos profesionales, que en Avilés se forman en el Centro Integrado de Formación Profesional del Deporte, el único público que oferta desde este año la titulación de técnico de salvamento y socorrismo. Quince alumnos finalizan este mes el ciclo inicial, de 475 horas de duración y que les permite trabajar en instalaciones acuáticas. Por su parte, el segundo nivel, que realizarán el próximo curso, les capacita para desempeñar las funciones en espacios naturales: playas, embalses o pantanos.

Además de preparar a los estudiantes para actuar de socorrista, este ciclo de Formación Profesional los habilita para el salvamento desde el punto de vista deportivo: árbitro, monitor, juez..., actividad muy desarrollada en León, explica Estefanía Sanz, directora de la antigua Escuela del Deporte con sede en el instituto La Magdalena. De hecho, desde la ciudad leonesa se desplazaron a Avilés tres personas para evaluar las pruebas de acceso al curso de técnico deportivo de salvamento y socorrista, indicó Sanz.

La formación que comenzó a impartirse en el mes de abril se desglosa en dos bloques, uno con materias comunes a otras enseñanzas deportivas y otro específico que incluye prácticas en el polideportivo del Quirinal. En esta fase, relata la profesora Tina Cabrera, se simulan rescates haciendo uso del material específico de salvamento y socorrismo: aro salvavidas, desfibrilador, collarín cervical, muñeco de reanimación cardiopulmonar o tablero espinal (para extraer a los bañistas del agua).

La tarea más difícil del socorrista "es extraer a la persona del agua y evaluar los daños", manifiesta Ana Ortea Alonso. "Es un trabajo complejo para el cual se necesitan habilidades físicas, mucha responsabilidad y capacidad de actuar rápidamente. Jugamos con la vida humana", añade su compañera Lorena Delgado. Ambas, al igual que el resto de los alumnos del curso, se lamenta de la actitud de muchos bañistas, "que no hacen caso al socorrista y no son conscientes de los riesgos que corren", comenta Huelga.

Prevención es la palabra más repetida por estos aspirantes a socorristas con el objetivo de evitar accidentes, de ahí la importancia de evaluar todos los factores del medio en el que trabajan. "En la playa hay que tener en cuenta las condiciones del agua, el entorno, la afluencia de gente...", indica Daniel González, que este verano trabajará en un arenal del concejo de Castrillón al haber obtenido la titulación de socorrista en espacios naturales a través de Cruz Roja. En la piscina, por su parte, apunta que el primer paso es controlar la instalación, que esté en buenas condiciones, y vigilar muy de cerca a los bañistas, sobre todo a los grupos de riesgos: niños y personas de la tercera edad. "Con el flotador, el niño puede cambiar de postura y quedar boca abajo", manifiesta Luis Valença Cabral.

Los peligros no sólo están en el agua; en un espacio de ocio como la piscina o la playa se pueden suceder incidentes muy variados, desde un corte o una picadura hasta una contusión, una hemorragia o un infarto, de ahí que el socorrista deba estar formado para afrontar cualquier suceso, recalcan los alumnos, todos expertos nadadores, deporte que practican desde la infancia y que junto a la titulación del Centro Integrado de Formación Profesional les facilitará el acceso al mercado laboral. "Esta formación es de FP y genera muchas posibilidades de trabajo aunque sea temporal, el objetivo de los alumnos", dice Santiago Fernández, profesor del centro avilesino que oferta diferentes formaciones para que el estudiante componga un mapa profesional.