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Una avilesina crea un test que revela la resistencia a los antibióticos en media hora

El método diseñado por el equipo de Marina Oviaño detecta el aguante de las bacterias a los medicamentos con una simple prueba de sangre u orina

Marina Oviaño. RICARDO SOLÍS

Detectar la resistencia de las bacterias a los antibióticos en media hora. Este es el logro de la química avilesina Marina Oviaño, que está al frente del equipo del Hospital Universitario de La Coruña. El proyecto consiste en diseñar un test efectivo a muy corto plazo. Este proyecto, que de momento está en fase de prueba, acaba de recibir un premio del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Junto a Oviaño, firman este método Marta Gómara, María José Barba, Luis Barbeito y Germán Bou.

Uno de los problemas más importantes de las enfermedades infecciosas en la parte de bacterias es la resistencia a antibióticos, de ahí la importancia de este test. "Cada vez es más habitual, un problema emergente y difícil de manejar porque cada vez hay menos arsenal terapéutico para tratar las enfermedades, las bacterias se hacen cada vez más resistentes y evolucionan más rápido que los medicamentos". Y es que al final, según Oviaño, la industria farmacéutica se centra más en los pacientes crónicos, que requieren tratamientos costosos y muy largos, con lo que se garantizan la rentabilidad. "En cambio la inversión en antibióticos es cada vez más pequeña", añade la especialista.

Una causa que está detrás de esta capacidad de resistencia de las bacterias es el uso abusivo que se produjo de los antibióticos. "Se administraban para catarros, para cualquier cosa, y también en la industria animal como estimulantes del crecimiento. Al comer luego esa carne, creas una resistencia básica y las bacterias se van haciendo más fuertes", explica. Por eso, la investigadora cree que sería necesaria una apuesta decidida por restringir su uso. "Muchas veces los profesionales médicos tienden a prescribir más de la cuenta, se tiende al exceso", prosigue.

Oviaño estudió Química en la Universidad de Oviedo, después investigó en el Instituto de Química Orgánica, y como veía complicado el mundo científico, dio el salto a la Sanidad, aprobó la oposición y se trasladó a La Coruña para hacer la especialidad de microbiología y parasitología. De eso hace cinco años, cuando la química comenzó a trabajar con un método que se utiliza habitualmente para la identificación de bacterias: el equipo MaldiTof.

A partir de esta herramienta, comenzaron a utilizarla para detectar las resistencias a los antibióticos. "Intentamos que sean métodos que se puedan aplicar a la rutina del laboratorio, que sean económicos, que sean rápidos para obtener un diagnóstico rápido", indica. Conocer la posible reacción antes de que se administre la terapia resulta de gran utilidad: permite ahorrar tiempo y también recursos. "Los métodos tradicionales requerían al menos 24 horas. Ahora lo hacemos en 30 minutos", afirma.

De momento, la aplicación se está probando en el laboratorio. "Queremos ir poco a poco para aplicarlo a la generalidad de la rutina. Intentamos seleccionar a los pacientes diana o donde puede repercutir más positivamente por la gravedad de su situación sobre ellos. Esperamos ir automatizando cada vez más el proceso y que sea más simple en el manejo", explica Oviaño.

La forma de aplicar esta técnica se basa en que el equipo MaldiTof mide la masa de las moléculas. Cuando las bacterias son resistentes a los antibióticos, lo rompen, y esta herramienta permite ver esos cambios de estructura. Para ello, hace falta mezclar el antibiótico con sangre u orina del paciente, que es donde más carga bacteriana hay. Aunque parece fácil, la dificultad estriba en saber usar el equipo y poder leer las reacciones en los medicamentos.

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