El pianista Mark Soskin habla con pasión de sus cuatro años en la banda de Gato Barbieri. "Salíamos con un papelito al escenario y con sólo una orden: cread", se ríe. "Eso no pasaba con Sonny Rollins", apostilla. El legendario saxofonista era partidario de controlar el número musical. Soskin es el pianista del curso intensivo de canción que dirige en la Escuela de Los Adioses la cantante norteamericana Roseanna Vitro, finalista a un premio "Grammy".

Cuando Soskin habla de su experiencia en los escenarios, Vitro entrena a sus alumnos. "Vamos a hacer un ejercicio de improvisación", dice ella en inglés. José Antonio Lage, el codirector de la escuela, se encarga de traducir y los jóvenes, la mayoría chicas, cogen el ritmo propuesto por la profesora y cantante y lo modifican y crean piezas absolutamente distintas. "De eso, a fin de cuentas, va el jazz", explica Soskin.

El sábado 1 de julio (20.00 horas) Soskin, Vitro y los músicos Héctor Oliveira (contrabajo) y Giancarlo Spirito (batería) ofrecen un concierto en la Casa de Cultura. "Todavía no sé bien lo que vamos a tocar", dice Soskin mientras muestra una carpeta con un montón de partituras: Kenny Werner, Clare Fischer... "He hecho muchos arreglos de todos ellos", añade. Oliveira, que también es norteamericano, escucha al pianista. "Nos hemos conocido aquí, en Avilés", reconoce. "Pero tenemos toda esta semana para saber cómo nos movemos", promete el pianista. El concierto del sábado es de pago, el del jueves (20.00 horas), sin embargo, no. "Ahí participaremos los alumnos. Nos acompañará la banda, pero es cosa nuestra", apunta Olaya Esteban, la otra codirectora de Los Adioses y también una de las discípulas de Vitro. "Es muy buena profesora", destaca. Esteban y Rosa Espiña son las que lograron traer a Avilés a los dos músicos norteamericanos y, el año pasado, a Bob Stoloff, que es el primer maestro de "scat" del mundo. "Es mi héroe", confiesa Vitro.

Cuando la profesora explica cuál es el punto que pretende alcanzar lo hace sacando de sí misma una voz descomunal. "Puede que tengas miedo al público, pero canta para ti misma, luego dale el ritmo a la banda y empieza", aconseja. Soskin la escucha sentado al piano. Sin Gato Barbieri ni Sonny Rollins, pero con una sonrisa de oreja a oreja.