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Concejo De Bildeo | Crónicas Del Municipio Imposible

Culturas diversas

Del impacto de los nuevos usos comerciales y la tecnología en la aldea

Culturas diversas

De nuestro corresponsal,

Falcatrúas

Si estas historias de Bildeo se escribieran con el lenguaje de moda, habría que "poner en valor" las paredes de sus huertos, construidas con piedra "salvaje", distinción propia de lubinas, merluzas y otros peixes condecorados con unas etiquetas en las que diversos ministerios y organismos que velan por nuestra salud aseguran que fueron pescados en alta mar y no criados en una bañera.

Aunque no lo notemos, realmente ya compramos en dos mercados: la plaza menguante de abastos de toda la vida, donde las antiguas mujeres aldeanas, ahora rurales, venden cebollas, patatas, lechugas y demás productos que, asombrosamente, siguen cultivándose en huertos; aparte, en jaimas de importación, un mercado posmoderno creciente publicita productos ecológicos de diseño, verduras colocadas haciendo figuritas o entreveradas de macramé y punto de cruz, calabazas disfrazadas para Halloween, con una vela encendida dentro, lentejas rotuladas una a una que se venden por unidades, fabas rebozadas en azúcar glas y así todo. El vendedor, con su camisita y su canesú, te hace el artículo mientras lanza y mantiene tres naranjas en el aire.

Cualquier día entraremos en un centro de interpretación de gallineros, nos dirán que disponen de gallinas salvajes poniendo huevos igualmente salvajes, se nos caerán las seguridades y al faltoso del intrépete (intérprete osado) acabaremos mentándole a su padre.

Volvamos a la historia; quedamos en que las paredes de los huertos están hechas de piedras sin labrar, encajadas unas con otras gracias a una habilidad innata que tienen los canteiros de por aquí, unos tipos de manos grandes como palas que cubican mentalmente la forma de un cueto (piedra de tamaño respetable) para colocarlo de modo que llene el hueco dejado por las piedras ya colocadas y presente una buena superficie para acoplar las venideras. Y la pared va creciendo, sin hormigón ni yeso, colocando aquí y allá, a ojo de buen cubero, unos seguros contra derrumbes en forma de "pasantes", unas piedras más alargadas que las demás y que aportan estabilidad al conjunto.

Pepe Genaro entregó a Javier la maquinilla de afeitar Philishave último berrido, en su llamativo estuche que cerraba con cierta violencia gracias a un resorte oculto que producía un fuerte ¡clap! al cerrar y estrellarse ambas mitades, mejor mandíbulas, pobres los dedos descuidados. Javier, al entregar la afeitadora en la tienda de Avilés donde se había adquirido, explicó los síntomas al dependiente, conocido de muchos años.

-Os la compré hace un par de meses para un vecino del pueblo que me la encargó y dice que no funciona; -manifestó, pesaroso- a lo mejor es la corriente, que a Bildeo llega muy desmejorada; como el tendido eléctrico acaba allí, la tensión cae y los aparatos se averían con más frecuencia.

-Pues esta maquinilla es de lo mejor que hay en el mercado. A ver qué dice el técnico.

Pasaron la máquina al taller de reparaciones, es decir a la trastienda, para que el técnico que trabajaba allí por horas después de cumplir su horario laboral en Ensidesa la revisara. A los dos días, al ir a interesarse por la afeitadora, el cachondeo en la tienda era visible y audible desde la cercana parada del autobús:

-A ver, ingeniero, esta maquinilla de afeitar es lo último en tecnología, pero no tiene sistema de evaporación.

-¿Es una adivinanza? A lo mejor queréis justificar la venta de una birria de afeitadora.

-¿No sabías que después de cada afeitado hay que vaciar los pelos?

-¡Coño, no me digas que estaba sin limpiar!

-¿Cómo que sin limpiar? ¡Estaba maciza! Costó trabajo demoler el bloque de pelos, creímos que era una pieza de cerámica.

-¡Qué vergüenza! Tenéis que perdonarme, ni siquiera la abrí, no podía imaginarme algo parecido. A este Pepe voy matalo.

Son ejemplos de los primeros encontronazos entre dos mundos, dos culturas. Hay más, como el de la concejalía del Formiento de Bildeo, que quiere aplicar reglamentos estrictos al sistema tradicional de poner las vacas al carro, ahora que ya no hay un carro entero porque se vendieron todos los rodales para hacer bancos en los que sentarse delante de casa; cosas de provecho no hicieron una, pero reglamentos y leyes locales inútiles para diferenciarse de los ayuntamientos vecinos, a paxaos.

Al llegar la democracia, el Excelentísimo y Reverendísimo Ayuntamiento de Bildeo emulando a otros municipios similares, se esmeró en crear puestos de trabajo de nueva invención, con el propósito de que todos sus habitantes llegasen a trabajar para el concejo y así alcanzar algún día al pleno empleo; entre otras iniciativas, se habilitaron dos equipos de Parques y Jardines, masculino y femenino, por aquello de la igualdad, para transformar los montes y praos del Bildeo de hoy en jardininos para el Bildeo del mañana.

Seguiremos informando.

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