"Hay salidas laborales, pero las condiciones son mejorables". Este es el sentir de los casi veinte médicos que ayer recibieron el cariño de los colegas con los que compartieron los últimos meses de trabajo en el Hospital Universitario San Agustín como MIR (médico interno residente. Los jóvenes sobradamente preparados se enfrentan ahora al abismo laboral con las mismas incertidumbres que cualquier otro profesional. Saben que tienen posibilidades de trabajar y, más aún, de hacerlo en Asturias. Pero son conscientes también de que la precariedad laboral acompaña a los médicos en busca de un empleo estable.

Ana Fernández, con la especialidad de Farmacia Hospitalaria, va a pasar a formar parte de la bolsa de empleo del Servicio de Salud del Principado (Sespa "También voy a presentar mi currículo en hospitales y centros privados a ver si hay suerte", reconoce. Carmen Argüelles, con la especialidad de Digestivo, espera asimismo por un contrato. Ana Ruiz, Manu Roz, Sara Vidal Tanaka y Nuria Fernández son algunos de los MIR especializados en medicina de familia que ayer se despidieron del San Agustín. Ellos tienen trabajo prácticamente asegurado. "Tenemos las opciones de urgencias y atención primaria", apunta Ruiz. Fernández agrega: "Tenemos trabajo asegurado y no nos podemos quejar respecto a otras especialidades, pero las condiciones se pueden mejorar". Hablan de urgencias, de guardias, de horas de trabajo sin tiempo para el descanso...

Oihana Ortiz, de Bioquímica Clínica, mira al futuro con mayor incertidumbre que sus compañeros. Al menos, reconoce, hasta que no se fusionen los servicios de Análisis Clínicos y Bioquímica. Sara Fuente, de Medicina Interna y Estela García, de Neumología, sopesan distintas opciones de futuro. Ambas usan la palabra incertidumbre para hablar de lo que está por venir.

Los jóvenes médicos presentaron ayer trabajos a modo de despedida, recibieron muestras de cariño, y el mejor de los regalos: el apoyo de Begoña Paredes Ojanguren, médico de familia en Urgencias del Hospital San Agustín que hace ahora treinta años debutó como médico interno residente en el Hospital San Agustín. Ella fue, junto a Dolores Macías, de Medicina Interna, la primera residente del complejo sanitario avilesino. "Todo el mundo nos recibió de maravilla por aquel entonces", recordaba Paredes Ojanguren, que es también delegada sindical del área sanitaria avilesina y vicepresidenta del Sindicato Médico (Simpa). En eso coincidieron los médicos del futuro: "En el San Agustín nos hemos sentido como en casa y hemos recibido buena formación". Los chavales se despidieron con emoción y una última lección magistral. "Debéis seguir aprendiendo", les dijeron.