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Precisamente el hecho de que las instituciones públicas cerrasen el grifo de las ayudas ha obligado al club a empezar a cobrar cuota a los jugadores. Eso sí, la cantidad mensual es muy baja (12 euros) e incluye todos los gastos, desde desplazamientos hasta la abundante equipación de los futbolistas. «Hemos perdido casi 11.500 euros de subvenciones», asegura Carlos Solares.

Otra de las novedades del club para este año fue la creación de un equipo cadete y otro juvenil. El Oriamendi decidió registrar estas dos nuevas formaciones ante una serie de circunstancias especiales que se dieron. En el caso del cadete, se hizo para dar cabida a jugadores que se veían obligados a irse del club tras jugar en el infantil pero que, sin embargo, no deseaban salir de la institución. El caso del juvenil es diferente, ya que se trató de una decisión esporádica al ofrecérselo al Oriamendi un jugador que venía rebotado de otro equipo. De momento, la jugada no les ha salido nada mal, sobre todo con los más mayores.

El equipo juvenil se mantiene cuarto en Tercera División. «Todavía tienen alguna opción de subir, aunque es complicado ya que no dependen de ellos mismos», asegura Solares. En cuanto al conjunto cadete, marchan en séptima posición en tercera. «No esta mal para ser el primer año, aunque podían ir más arriba si quisieran», explica Solares, que añade que «estas edades son edades difíciles».

En cuanto a los equipos alevines, su situación es dispar. «El alevín A es un equipo de segundo año, del que esperábamos mucho más», afirma Solares, que cuenta que por un cúmulo de desgracias «empezaron la temporada con 12 jugadores y ahora tienen sólo ocho». El alevín D, por su parte, va excelentemente y , a pesar de ser de primer año, se sitúa por arriba en su grupo de Tercera División, aunque sin opciones de ascenso. En cuanto al B y al C, su situación deportiva es peor y el objetivo es tratar de hacer que sus jugadores mejoren en el entendimiento de los conceptos del fútbol.

El Oriamendi se nutre en parte de su escuela deportiva, que centra su actividad en los colegios Evaristo Valle, Martínez Blanco y Cervantes. «El nivel de nuestra escuela no es todo lo alto que quisiéramos ya que en ella sólo juegan los críos que nadie ha querido federarlos», explica Solares, que se queja de que el Patronato no les deje a las escuelas formar a los críos de seis años. «Estos terminan marchándose a equipos federados para poder jugar y después ya no quieren salir de allí», se lamenta Solares que, pese a todas las dificultades, no ceja en el empeño de seguir luchando por su club.