Mieres del Camino,

José Ángel GAYOL

El pasado 11 de abril se celebró el Día Mundial del Parkinson, y a lo largo de este mes se han realizado diversas actividades de apoyo a los afectados por esta enfermedad. El Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas se sumó a esta iniciativa con la organización de una conferencia titulada «Aspectos prácticos de la medicación en la enfermedad de Parkinson», a cargo de Ricardo González Filgueira, vicetesorero del Colegio de Farmacéuticos de Asturias.

En el acto, celebrado en el salón de actos de la Casa de Cultura de Mieres, el conferenciante repasó la historia farmacéutica de la enfermedad, apuntando algunos detalles sobre la vida y trabajo de James Parkinson, médico ingles del siglo XVIII que sistematizó la enfermedad, si bien ésta ya se conocía desde antiguo. «La enfermedad de Parkinson era una afección prácticamente intratable hasta la década de los sesenta. Era terrible porque al enfermo sólo se le podían dar cuidados paliativos», señaló el ponente. Por eso fueron tan importantes los avances introducidos por Arvid Carlsson, Oleh Hornykiewicz y Melvin Yahr, quienes realizaron sucesivas aportaciones a la farmacología actual de la enfermedad. El detonante de sus descubrimientos se encuentra en una planta, la Rauwolfia reserpina, que permitió desarrollar los primeros medicamentos contra el Parkinson. Los investigadores descubrieron que la dopamina, un neurotransmisor, neutralizaba la reserpina, es decir, los síntomas del Parkinson, y que la dopamina falta en los enfermos de esta enfermedad.

A continuación, Roberto González Filgueira fue analizando la posología, efectos secundarios y características de los diferentes medicamentos, en particular la levodopa como precursor de la dopamina. En este sentido, el ponente destacó varias veces que «el tratamiento de la enfermedad de Parkinson es individualizado y debe determinarlo el médico, no el farmacéutico». Ajustar la medicación es difícil, y hay que respetar la posología establecida. No se debe modificar las horas de las tomas de levodopa, ya que cabe la interferencia con las proteínas de los alimentos, lo que impide una correcta asimilación. También recordó que no se pueden masticar o triturar las pastillas, aunque «algunas pueden partirse, si así lo indica el doctor».