Llananzanes (Aller),

Carmen M. BASTEIRO

La madrileña Esther Pecharromán descubrió la aldea allerana de Llananzanes hace cinco años, cuando hacía la ruta al puerto Piedrafita con su familia y amigos. De inmediato, se quedó prendada de «la naturaleza auténtica» de la zona y en su cabeza empezó a crecer una idea que empieza a materializarse. Se trata de Llananzanes Rural, un proyecto con ayudas de fondos Leader que convertirá a la deshabitada aldea en un complejo hotelero.

«Nuestra idea consiste, básicamente, en no dejar que muera este núcleo rural, y poner en valor el encanto de este lugar, pasando por diferenciar e innovar respecto a otros establecimientos hosteleros existentes», explica Pecharromán. Actualmente, en la aldea «tan sólo acuden algunos antiguos vecinos que ya no viven aquí».

El proyecto original de Llananzanes Rural incluye el arreglo de tres viviendas para convertirlas en apartamentos y casas rurales. «No queremos masificar el pueblo, nos dirigimos a un público diferenciado, amante de la naturaleza y que valoren ser los únicos habitantes de un pueblo», añade la promotora del proyecto.

De momento, la iniciativa «parte por recuperar una casa, cuadra y pajar que se encontraban en ruinas y reconvertirlos en un alojamiento rural de apartamentos integrados en la naturaleza». Después, los planes de Pecharromán incluyen «convertir Llananzanes en un referente de turismo distinto, para aquellos que quieran pasear y no encontrarse a nadie, recuperar caminos perdidos y donde no importe la dificultad de accesos».

El Grupo de Acción Local de la Montaña Central de Asturias aprobó hace un mes las primeras ayudas del programa Leader. Dentro de estos proyectos, se incluía el arreglo de los tres primeros inmuebles que formarán apartamentos del proyecto Llananzanes Rural.

La pequeña aldea allerana se encuentra situada cerca de Collanzo, a 800 metros de altura. Lo que más llamó la atención a Esther Pecharromán en las viviendas del pueblo fue su tejado. «No son de teja, ni de pizarra, ni de brezo, están cubiertas con losas de piedra algunas entre 8 y 10 centímetros de espesor. No me puedo imaginar lo que puede pesar un tejado completo, pero así debieron de resistir las inclemencias meteorológicas», afirma la empresaria madrileña.

Los visitantes que decidan alojarse en el futuro complejo hotelero «vivirán una experiencia autentica donde lo que se ve, se huele o se toca, es de verdad, no un sucedáneo para turistas», afirmó la promotora del proyecto Llananzanes Rural.