Periódicamente los mierenses nos encontramos inmersos en la polémica relativa a la implantación de la zona azul de pago. De hecho, recientemente el equipo de Gobierno local ha colocado el tema nuevamente en la actualidad informativa y lo ha hecho además en un contexto de crisis económica global, así como en un momento en que podría pensarse que nuestro Ayuntamiento se halla a un paso de ser virtualmente intervenido dada la calamitosa situación de sus finanzas.

Para fijar una posición ante esta cuestión es necesario alejarse de la demagogia y analizar los pros y contras de esa medida. Por una parte es innegable que desde hace años el déficit en plazas de aparcamiento es un problema que afecta a nuestra villa, resultando escandaloso el hecho de disponer como principal aparcamiento de la explanada de La Mayacina con sus nubes de polvo y enormes baches que se convierten en lodazal en cuanto llueve. No es de recibo que nuestros conciudadanos y quienes nos visitan tengan poco menos que emular las proezas del París-Dakar para estacionar en esos espacios.

En ese sentido es un hecho que las arterias principales de Mieres se veían tradicionalmente colapsadas en lo que a aparcar se refiere por los coches de muchos vecinos que no disponían de cochera y por los de aquellos trabajadores de establecimientos que, provenientes de otros municipios, no retiraban sus vehículos hasta que terminaba la jornada laboral. Pues bien, para paliar esa realidad y establecer una rotación en las plazas disponibles se optó hace ya varios años -a iniciativa de IU en aquél momento- por implantar una zona azul gratuita que controlaba el tiempo que los coches permanecían ocupando un hueco pero que no era lesiva para el bolsillo del ciudadano. En reiteradas ocasiones el PSOE deslizó la idea de que se cobrara la ORA tal y como se hacía en las grandes ciudades asturianas, como Gijón, Avilés y Oviedo y siempre -desde una IU en la oposición- se rechazó ese planteamiento.

El PCE en Mieres tampoco ha sido partidario de que se implante esa modalidad de zona azul de manera inmediata e indiscriminada. Fuimos críticos con esa propuesta cuando gobernaba el PSOE y lo somos ahora que gobierna IU aunque orgánicamente formemos parte de esta coalición.

Partiendo de que la necesidad de limitar el tiempo de aparcamientos se cubre con el actual sistema sin necesidad de cobrar el ticket llegamos a la conclusión que antes de gravar a todos con un impuesto indirecto como este, con una nueva tasa, hay que pedirle al Ayuntamiento que de una vez por todas sea construido el nuevo parking y exigir que sea un servicio de gestión pública donde se genere empleo para personas de colectivos desfavorecidos o con discapacidad, pero empleo de calidad y no subempleos. Entendemos que un parking debe, por lo tanto, ser un equipamiento útil y viable, pero no ha de convertirse en una fuente de especulación. Ni especulación urbanística, ni especulación laboral, ni especulación para con los usuarios y consumidores.

No olvidemos que IU-Mieres siempre ha defendido el planteamiento de que la zona azul no fuera de pago hasta disponer de un Parking construido. ¿Qué ha cambiado ahora? Tal vez la percepción desde el equipo de Gobierno sobre la nefasta situación económica que han encontrado y cuya gestión a todos se nos antoja sumamente compleja. Pero, ¿se justifica desde una óptica de izquierdas aliviar las arcas municipales a costa del pensionista, del contribuyente mileurista o del parado? En definitiva ¿se pretende que los automovilistas además de pagar la viñeta y la gasolina más cara tengamos que pagar por aparcar aunque sea tan solo unos minutos? ¿No supondrá este otro factor disuasorio que haga bajar aún más el consumo en la hostelería y el pequeño comercio?

Personalmente creo que esas medidas son «atajos» que no acometen los problemas en su raíz. Si defendemos que otra forma de hacer política y de gestionar son posibles seguramente habrá que empezar por creérnoslo nosotros mismos.