Lena se vistió ayer de luto para despedir a Ángel Manuel Núñez, trabajador municipal desde 1982. Natural de Pajares, ocupaba el puesto de conserje en Ayuntamiento, pero era mucho más que un empleado. Era una persona apreciada y reconocida, porque bastaba una de sus sonrisas a la entrada del Consistorio para que el día fuera más llevadero. Falleció el pasado martes, en su casa de Pola de Lena, a los 52 años, tras sufrir un infarto.

Sus compañeros, familiares, amigos y vecinos quisieron despedirlo ayer como se merecía, y acompañaron al coche fúnebre, a pie, desde la entrada de la Pola. En la plaza Alfonso X El Sabio, sus amigos más cercanos levantaron el féretro y lo llevaron a hombros hasta el interior de la abarrotada iglesia de San Martín El Real.

Ángel era Ángel. No era "Gelín", ni "Gelu" ni "Gelito". Quizás porque, como muchos de sus amigos aseguraban ayer en el tanatorio de Mieres, "su nombre era su mejor definición". Empezó a trabajar a los veinte años en el polideportivo de la Pola y no tardó en hacerse querer por usuarios, trabajadores y vecinos. "Tenía siempre una broma a mano, una palabra de apoyo, una sonrisa para regalar", señaló el alcalde del concejo, Ramón Argüelles, visiblemente afectado por su pérdida. El regidor acudió a primera hora de ayer al tanatorio, acompañado de la vicealcaldesa, Gema Álvarez, y representantes de todos los grupos que forman la Corporación.

"Se nos va uno de los buenos, por no decir el mejor. Deja un puesto irremplazable", señaló Merce Díez, una de las compañeras que más lo echará de menos, dentro y fuera de los paredes del Consistorio.

No es fácil que todos las formaciones y los miembros de la plantilla se pongan de acuerdo, pero a la hora de decir adiós a Ángel Manuel Núñez no hubo discusión. El Ayuntamiento cerró sus puertas a mediodía y las banderas ondearon a media asta durante toda la jornada. Núñez tenía pocos parientes de sangre: dos tías que lo adoraban y una prima ahijada que lloraba su ausencia en el tanatorio de Mieres. En cambio, deja una gran familia formada por aquellos que lo conocieron y lo adoraron por su forma de ser. Todos se reunieron ayer en la Pola, bajo un sol de justicia, para darle un último adiós. Para agradecerle su eterna sonrisa.