San Román (Candamo),

Lorena VALDÉS

La cueva de La Peña en Candamo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008, aún podía dar más de sí. Los arqueólogos han descubierto 200 metros más de cavidad, en los cuales se conserva un centenar de representaciones pictóricas, en excelente estado de conservación y entre las cuales destaca la figura de un gran caballo sin cabeza.

Estos nuevos hallazgos sólo se podrán contemplar en internet, a través de una visita virtual en tres dimensiones, ya que se encuentran en una zona inaccesible para el público. El trabajo realizado por el equipo que encabeza la arqueóloga Soledad Corchón, de la Universidad de Salamanca, ya está en manos de la Consejería de Cultura, que tiene previsto colgarlo próximamente en su página web.

Las nuevas tecnologías permitirán al visitante traspasar los aproximadamente 60 metros que se recorren actualmente en la cueva de Candamo y descubir otros 200 metros de zonas ocultas, así como las nuevas pinturas prehistóricas que a lo largo de los últimos tres años se han encontrado gracias al estudio integral realizado en la gruta. «Se trata de los inicios del arte en Asturias, existen símbolos lineales, puntuaciones, signos pintados, barras verticales, así como aplicaciones de manos y de dedos en color rojo», explica Corchón, quien ha trabajado en Candamo, junto a una parte de su equipo, formado por 13 personas, durante toda esta semana.

Gracias a la tecnología de última generación, el análisis Raman que permite analizar los minerales más frecuentes y también los más singulares de la pintura, el grupo de Corchón ha podido saber que que el colorante utilizado en Candamo procede de una mina de hierro muy próxima a la gruta. «Se trata de un láser muy eficaz que se utiliza a 2 centímetros de la pared y no daña en absoluto las pinturas. Esta es la primera cueva de Asturias en la que se utilizó», señala la arqueóloga.

Desde el año 2007, los arqueólogos, además de estudiar el arte paleolítico de la caverna candamina, se han centrado en analizar la incidencia del entorno en la conservación de sus pinturas y grabados, que fueron descubiertos a comienzos del siglo XX. «La alta temperatura del interior de la cueva es uno de los principales inconvenientes para que goce de una buena salud. Por eso, es tan importante limitar las visitas, ya que la presencia de personas hace que aumente el calor. Lo óptimo sería que entrasen 15 o 20 personas como máximo al día, al igual que ocurre en la cueva de El Buxu, en Cangas de Onís».

En la actualidad, la cueva de La Peña, que permite la entrada de un máximo de 45 personas cada jornada, está abierta al público en Semana Santa y, este año, en verano, del 1 de junio al 15 de septiembre, 15 días más que en temporadas anteriores, con el objetivo de disminuir la lista de espera existente. Durante las pasadas vacaciones de Semana Santa recibió cerca de 400 visitas, la mayoría de asturianos. En 1980, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura decidió el cierre de la cueva, ya que el la temperatura, la humedad y las concentraciones de dióxido de carbono se fueron alterando hasta alcanzar niveles preocupantes para la conservación de las pinturas. No se volvió a reabrir hasta 1992.

Quienes se queden con ganas de visitar in situ La Peña, podrán hacerlo muy pronto desde sus casas a través de un «vuelo virtual», que incluye música, fotografías y vídeos de alta definición y que permite giros de 360 grados en las distintas estancias de la cavidad con sólo mover el ratón. «Esta iniciativa también dará la oportunidad a las personas con discapacidad de conocer la cueva», sostiene Corchón.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento candamín, Noelia Suárez, también se muestra entusiasmada con el proyecto. «Se trata de un atractivo más para potenciar una de las principales joyas turísticas del municipio. El trabajo de los arqueólogos ha sido encomiable y ha dado unos frutos magníficos».

La cueva de Candamo aún puede dar más sorpresas, ya que el Ministerio de Educación y Ciencia aprobó la semana pasada ampliar tres años más el proyecto de investigación, del que la Consejería de Cultura forma parte como EPO (Ente Promotor Observador). La Peña, casi un siglo después de su descubrimiento, desvelará algunos de sus secretos mejor guardados y lo hará on-line.