Aboño,

Braulio FERNÁNDEZ

Las últimas construcciones que quedaban en el Alto de Aboño, cerca de una decena de viviendas en tres bloques de pisos, han sido demolidas por las palas de la Autoridad Portuaria de Gijón. Esta actuación, que representa un paso previo al desmonte del accidente natural carreñense para la ampliación del puerto, completa los derribos producidos a principios de año, cuando ya se eliminaron una cuadra, una casa mariñana, varias fuentes y lavaderos y una estatua colocada por los vecinos. Los terrenos en los que se encontraban las viviendas fueron expropiados por el Puerto de Gijón previamente y en ellos vivían al menos tres personas, que fueron recolocadas con anterioridad a los derribos en otras viviendas.

Uno de los últimos vecinos que han poblado el barrio del Alto de Aboño, del que ya solo subsiste su asociación vecinal, ha sido recolocado en una vivienda propiedad de Tudela Veguín situada en las inmediaciones de la urbanización de Xivares. El destino de los otros dos antiguos habitantes del barrio se desconoce, no así el de los olivos centenarios que, finalmente, El Musel decidió subastar y que han sido comprados por un residente de la parroquia de Perlora.

Tras las demoliciones efectuadas en el Alto, que han hecho desaparecer las viviendas existentes, ya solo queda en pie un hórreo de madera en la zona. Cualquier otro resto de habitabilidad ha desaparecido. Esto permitirá a El Musel efectuar el aterrazamiento del monte, una vez obtenga el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente, al encontrarse el Alto de Aboño, ahora ya sí, despoblado.

El desmonte del Alto de Aboño, incluido dentro del plan de ampliación del Musel, se encuentra actualmente a la espera de que se determine si debe o no contar con un estudio de impacto ambiental. Dicho estudio ha sido reclamado por el propio Ayuntamiento de Carreño, así como por diversas asociaciones vecinales, considerando el impacto que la desaparición del monte carreñense tendrá sobre sus poblaciones cercanas, su ecosistema, su patrimonio y sus playas. Este informe obligaría a la Autoridad portuaria a plantear alternativas de crecimiento al Alto de Aboño.

El Puerto de Gijón ha hecho desaparecer el barrio del Alto de Aboño en tres fases, las dos anteriores en enero, y en abril de este mismo año. La última de ellas sirvió para demoler una nave de tipo industrial situada junto a las viviendas. La nave, propiedad de José Prendes González hasta que le fue expropiada por la Autoridad Portuaria, además de sus usos industriales durante el año, albergaba a toda la vecindad de Aboño durante las celebraciones en honor del patrón del lugar, San Lorenzo.

Prendes González aún es propietario de algunas fincas y es conocido en Aboño como promotor de un sinfín de iniciativas para dar vida a uno de los extremos del concejo de Carreño. Entre esas iniciativas se encuentra la convivencia con motivo de la festividad de San Lorenzo que Prendes pagaba de su bolsillo y a la que acudían hasta doscientas personas, entre vecinos de Aboño y de otras parroquias. De eso hace solo unos meses, tras los cuales ya solo quedan escombros.