Amigos y conocidos me preguntan: «¿Cómo lo ves?». Hablan de mayo en Siero, y yo sólo puedo responder: «Siero está atomizado, ¿quién lo desatomizará?, el desatomizador que lo desatomice buen desatomizador será». Como buen aficionado a los musicales (lo sé, soy una especie de marciano, los musicales ya no le gustan a nadie), sé que cuando la vida roza el absurdo lo mejor es soltar una letrilla y ponerse a cantar. Es la mejor manera de no volverse loco. Porque pensar en lo que nos puede caer después de las elecciones da pánico. El barco es cada vez más grande y el timón cada vez más pequeño. Los grandes partidos menguados, los pequeños multiplicados, y esa sombra de vocación pueblerina que el concejo no se acaba de quitar pese a su importancia creciente. Y que nadie me llame agorero, porque no tiene nada que ver. Al contrario. Me pongo en lo peor para que, si hay sorpresa, que sea para bien. Lo dijo Noel Clarasó: «Desea poco, espera menos y ten siempre la guitarra bien templada». Pues eso.