La política es un bien necesario, pero más aún es ejercerla con coherencia y sentido de la razón. No tienen por qué darle muchas vueltas, la Pola política es el fiel reflejo de la política asturiana, en la que la democracia real brilla por su ausencia. Cuando la cabeza no guarda el equilibrio racional, las extremidades se mueven alocadamente. Es la deriva a la que se ha llegado en política en nuestra tierra. Más responsables de los despropósitos que los políticos municipales lo son sus dirigentes regionales. No hay que achacarles a aquéllos lo que el sentido puramente democrático debería regir en éstos. Queda reflejado abrumadoramente con el hecho de que en dos años han sido cuatro los concejales que alcanzaron el sillón presidencial del Ayuntamiento de Siero. Hablamos del cuarto concejo más importante de Asturias, cuya capital tan sólo dista 14 kilómetros de la del Principado. Por tanto, no se puede alegar distanciamiento geográfico para conocer la problemática de la cocina política en la villa sierense, un verdadero estado inconexo de las dos principales familias políticas. Eximimos de responsabilidad a los grupos minoritarios independientes que inclinan la balanza a un lado o a otro, según les convenga, porque ellos son fruto de la política arbitraria y centralista de este concejo. Centralismo que no deja de ser un localismo exacerbado.

Una vez que las urnas arrojan los resultados, las preferencias de los ciudadanos no cuentan para nada, son los intereses de las familias políticas los que entran en juego. Como consecuencia de un accidente de tráfico en el pasado mandato, por conveniencia familiar política, el PSOE se cargó al alcalde J. J. Corrales, craso error que continúan pagando. Para nada se respetó el orden democrático de la lista para sustituirlo. Esta aberrante actitud de calado insospechado condujo a que el propio PSOE cediera gentilmente el poder al PP, con José A. Noval como alcalde, con el auxilio de los grupos PINSI y La Fresneda. No pasó nada, ni los concejales socialistas fueron abucheados al salir del Pleno. Lo contrario a lo que sucedió el viernes pasado.

Otro clamoroso despropósito político, ya en el presente mandato, éste a cargo de los populares, permite volver a gobernar al PSOE con Guillermo Martínez de alcalde y un grupo minoritario compuesto de siete concejales, contra 18 de la nueva Corporación municipal, como si los socialistas hubieran de perpetuarse en el poder en Siero. Salvo en el período 1995/1999, en todas las demás legislaturas democráticas gobernó el PSOE.

Remontándonos al mandato 1999/2003, habría que ver las caras largas que se vislumbraron por Oviedo y Siero cuando el grupo independiente Conceyu pactó aquel y el siguiente mandato con el PSOE, al que se unió IU, para la gobernabilidad de los mismos en Siero. Dicho sea de paso, gracias a ambos pactos este pueblo salió del marasmo en que se hallaba históricamente, sin que nadie le regalara nada. Y, vivir para ver, al comienzo del mandato en curso, los populares, ellos sabrán por qué, no tuvieron empacho en ceder graciosamente el poder al PSOE, otorgándole el bastón de mando a Guillermo Martínez.

¿Habrían soportado, sin rechistar, los socialistas de Siero y/o Asturias que gobernaran siete concejales del PP contra 18 de la oposición?