Santianes de Pravia,

Sara ARIAS

Las vegas de Pravia son sufridoras habituales de los efectos de los temporales de lluvia que elevan el nivel del río Nalón. El último de ellos, el «Gong», que sacudió Asturias durante un par de días hace dos semanas, se cebó con las plantaciones de kiwi, uno de los cultivos tradicionales de la huerta praviana.

La finca de El Llerón, en la vega de Santianes, se ha llevado la peor parte. Las lluvias intensas de este año han llegado justo en el momento en que las plantas están preparadas y podadas para la producción, que se iniciará a mediados de febrero, por lo que la limpieza de las explotaciones corre contra el reloj.

Ignacio Suárez, dueño de las 14 hectáreas de El Llerón, explica: «Tenemos mucho daño estructural, entraban árboles que, al impactar con los postes que sostienen las plantas, hacían un efecto dominó, y la práctica totalidad de ellas están tumbadas». También la fuerza del agua levantó en varios puntos de la finca el asfaltado de los caminos. Y ha dejado montones de cantos apilados en los alrededores.

El estropicio en las plantas también es evidente. Al caer los postes las plantas sufren, se rompen. «Vamos a tener que sacrificar unas cuantas», se lamenta Suárez. Además, las inundaciones le han destrozado los cuadros eléctricos, muchos de los cables que sujetan las plantas del kiwi deberán ser repuestos, así como los postes de sujeción, además de volver a ponerlos en pie. También la balsa de agua para el regadío ha sufrido las consecuencias de la riada y los aspersores se encuentran tupidos de basura. Suárez calcula que los daños ascenderán a unos 100.000 euros. «Si fuese sólo agua no pasaba nada, pero el río trae árboles y mucha porquería», razona.

También en la explotación vecina de Alejandro Lechado, en la vega de Santianes, los daños de la riada se han dejado notar, si bien en menor medida: «El río cubrió la finca totalmente y nos llevó parte del terreno, todo lo que da al cauce del río», afirma Lechado. El agua dejó arena y lodo, además de mucha basura que ahora se afanan en limpiar. Lechado cree que tendrá que aportar entre 30.000 y 40.000 euros para paliar los daños.

Por su parte, la finca de 17 hectáreas que tiene Pedro Marcos en la vega de Forcinas también ha recibido el golpe del agua: «Ha causado daños y ha dejado bastante porquería, pero esta inundación no fue tan grande como la de 2010, ha sido fuerte pero llevadera», señala entre resignado y aliviado.

¿Por qué la finca El Llerón se lleva la peor parte de la riada? El impacto brutal de las aguas en esta producción se debe a la posición que ocupa la finca, rodeada por el agua del Nalón. El agua choca contra la vega de Peñaullán e impacta con fuerza en una de las áreas del cultivo. Lo mismo pasa cuando el Nalón gira para encarar la vega de Riberas. El Llerón se convierte en una piscina con toda la porquería que arrastra el río.

Las consecuencias de las inundaciones de las vegas con explotaciones de kiwi suponen, además de un desembolso para volver a poner la producción en marcha, una merma de la misma con la pérdida de las plantas, que además en esta época del año están a punto de brotar. Según el dueño de la finca más afectada, «al final es más costoso que iniciar una plantación, estas plantas llevan seis años en plena producción y con unas raíces muy buenas, si fuesen nuevas el rendimiento sería menor».

La pérdida de dinero, trabajo y esfuerzo supone una situación «desesperante, de hecho creemos que no vamos a poner en marcha varios proyectos en los que teníamos pensado invertir», asegura Suárez. En este mismo sentido se expresa Lechado: «Te desmoraliza. No se puede tirar la toalla nunca, pero sí que dan motivos para dejar de invertir en la zona y dejar de plantar, porque al final el negocio no prospera».

Lechado afirma que se siente «desprotegido por la Administración, nadie ha venido a preguntar por los destrozos que tengo, lo que me va a costar, ni envían a gente a ayudar a limpiar». También Suárez echa en falta el apoyo: «No digo que nos ayuden económicamente porque es difícil la situación, pero al menos podían ayudarnos con unos camiones».

También en el vecino concejo de Candamo los productores de hortalizas de las vegas se han reunido, a iniciativa de Foro Asturias, para denunciar la falta de apoyo de la Administración. Señalan que las indemnizaciones que se han cobrado de las últimas riadas no cubren las pérdidas. También reclaman que se tomen medidas que eviten que se repitan los daños cada vez que llueve.

Desde la Asociación Asturiana de Profesionales del Kiwi (AAPK), su gerente, Ignacio Cavanilles, apunta a la necesidad de varios cambios para evitar que las riadas produzcan daños en las plantaciones de las vegas de Pravia. En primer lugar, destaca «la importancia de limpiar el río para, al menos, que se palíe el daño porque que llueva no se puede solucionar, pero los troncos arrasan todo». En este sentido, considera Cavanilles que es fundamental «la concienciación social, que la gente sea consciente de que el río no es una cloaca».

Otra de las medidas que estima necesarias es «el estudio de la defensa de los márgenes del río con escolleras, estudiarlo bien, porque cambiar el cauce del río no es fácil, pero las escolleras pueden defender un punto». Sin embargo, el productor Pedro Marcos opina que sería más positivo «defender las cabeceras del río, no con un muro, sino con árboles para que las porquerías no entren en las vegas». Marcos cree que son los productores quienes conocen a la perfección el río pero que sus ideas no salen adelante porque «no tenemos fuerza ninguna ni podemos tocar los márgenes del río».

Para Cavanilles el último punto a sopesar es la regulación de los embalses. «Además de dar energía eléctrica, sirven para dar agua a los ríos, se deben regular los cauces porque en esta inundación fue cuestión de horas, el viernes por la noche el río iba bien, pero de madrugada soltaron agua y coincidió con la subida de la marea», recuerda Cavanilles, por lo que el choque de las diferentes aguas provocó, a su juicio, mayores destrozos.