«¿Tenemos algún voluntario que peine a Anka?». Ayer, todos los niños de Infantil y de Primaria del colegio Poeta Antón, de Candás, se peleaban por acariciar y sentir en sus manos el fuerte pelo de una perra de tonos grises y negros, con grandes orejas y nariz prominente. «Anka» no es un can cualquiera, sino un agente del Servicio Cinológico, especializado en el rastreo de personas y que ayer hizo las delicias de los más pequeños en la exposición y exhibición que ofreció la Guardia Civil de Gijón en el patio del centro candasín.

Sirenas, coches, motos, chalecos, cascos, esposas... tomaron la explanada del colegio con el objetivo de acercar a los niños la labor de las fuerzas de seguridad. Así, mientras que unos escuchaban explicaciones como esta: «Anka tiene las orejas largas porque con ellas va arrastrando partículas del suelo que le permiten olerlas y seguir así mejor el rastro de una persona», otros atendían a los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), que mostraban un gancho «para coger serpientes cuando un vecino nos alerta de su presencia».

Junto a estas unidades, ayer, en el colegio Poeta Antón, también estuvieron otras seis especialidades: Seguridad Ciudadana, Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (USECIC), Sector de Tráfico, Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), Grupo de Desactivación de Explosivos (GEDEX) y Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ). «A mí lo que más me ha gustado es la moto», dijo Laura Gutiérrez, de 4 años; sus compañeros Samuel García y Alejandro Fuentes, de la misma edad, se decantaron por las «máquinas y robots» del GEDEX.

Tras la exposición, el Servicio Cinológico, con sus perros, y la unidad de desactivación de explosivos ofrecieron una exhibición, que fue seguida con gran atención por los alumnos del Poeta Antón, que ayer se convirtieron en auténticos agentes de la Guardia Civil.