Las olas del mar traspasaron ayer la playa de La Palmera para colarse en forma de diversión en el centro polivalente «La Baragaña» de Candás. Y es que el programa «Vive Carreño», dedicado al ocio estival, colocó ayer la vela mayor en su embarcación de juegos para navegar durante quince días por el fondo marino y las culturas del mundo, los dos temas bajo los que se desarrollan este año las actividades.

Pero, antes de zarpar, los pequeños debían conocer al resto de la tripulación. Y, así, unos cincuenta niños participaron ayer en el primero de los talleres, centrado en dinámicas de presentación para, a continuación, pasar a la acción con juegos y la elaboración de un mural gigante. «Me lo estoy pasando genial. Hemos pintado el mar con burbujas, un Bob Esponja y un gran castillo», señaló la gijonesa Mireia López, de 10 años, mientras acababa de pintar un pez, con la ayuda de sus amigos David Sastre y Paula Coto, de 9 años. «Yo soy de Sama de Langreo, pero mi madre trabaja aquí y se enteró de este campamento, me apuntó y la verdad es que estoy muy contenta. En un día ya he hecho muchos amigos», manifestó Paula Coto.

La conciliación de la vida laboral con la familiar es, precisamente, uno de los objetivos con los que nació hace cuatro años el programa «Vive Carreño», con el que el Ayuntamiento, a través de la Oficina de Información Juvenil, ha conseguido en cada edición superar el número de participantes de la anterior. En esta ocasión, con más de setenta niños entre las dos semanas.

«Estamos más que satisfechos con la acogida. El número de inscripciones superó con creces nuestras expectativas y decidimos aumentar el número de plazas y ampliar los horarios (en una hora), así como las edades de los participantes», explicó Teresa Álvarez, concejala de Juventud. De esta forma, y como novedad, cada semana hay dos grupos, uno para niños de 4 a 6 años y, otro, para los de 6 a 12.

El taller, que se desarrolla estos días centrado en el mar, continuará la próxima semana con el tema «La vuelta al mundo en 5 días». Ambos incluyen cuentacuentos, juegos, gymkanas y salidas a la playa, que muchos ya estaban deseando realizar, como los pequeños Luca Casasnovas y Alejandro Martínez, que, convertidos en pequeños marineros, ya habían tenido que combatir durante la mañana contra tiburones y pirañas, que luego inmortalizaron sobre el papel.