«La pérdida del palacio de la Torre de Celles sería traumática no sólo para Siero sino para el conjunto del patrimonio histórico-artístico del Principado». Estas palabras del historiador sierense Juan Díaz sintetizan el sentir de la comunidad científica respecto al avanzado estado de deterioro del emblemático edificio, considerado una de las joyas de la arquitectura barroca en Asturias y que en las últimas semanas ha sufrido el hundimiento de buena parte de la cubierta de su crujía noreste. Una situación ante la cual los historiadores y eruditos locales solicitan que tanto el Principado como el Ayuntamiento de Siero, y de ser preciso incluso la sociedad civil, hagan los esfuerzos precisos para garantizar la supervivencia del palacio.

«Como conjunto residencial nobiliario, el palacio es un hito del Barroco asturiano por la singularidad de su decoración, y aún más porque un edificio de esa categoría esté enclavado en un núcleo rural, lo que hace que sea un conjunto muy relevante dentro del patrimonio histórico-artístico de Asturias», sintetiza Díaz. De hecho, el historiador desvela que hace escasas fechas, durante un congreso al que asistió en Madrid, se habló precisamente del palacio de la Torre de Celles y de su estado, lo que da idea de la importancia que le otorga al inmueble la comunidad científica. «Desgraciadamente hay muchos más casos como éste en Asturias y España», añade Díaz.

Otro historiador sierense, Carlos González Cuesta, confiesa su asombro por el estado del palacio y denuncia la «dejadez increíble» que ha llevado a esta situación: «Las administraciones tienen que hacer un esfuerzo y mediar con la dueña y las familias que viven allí. Sería lamentable que la Torre cayese, perderíamos una auténtica joya», afirma.

Para González Cuesta, es posible que la sociedad sierense y las administraciones no sean conscientes del valor histórico-artístico del inmueble, pero considera que lo más grave es la «indolencia» con la que se está abordando el caso: «Paso mucho por allí, hace años que veo día tras día como se deteriora el palacio, y me parece penoso. Lo que pasa es que no se prioriza lo suficiente lo que es importante, singular y representativo», explica el historiador, que considera que la sociedad civil debería reivindicar el edificio.

Por su parte, el cronista oficial de Siero, Juan José Domínguez, insiste en la gravedad del estado del inmueble: «Eso no es una lástima, es un pecado. Que uno de los mejores edificios de Siero esté así, en ruinas... Hace ya veinte años que cayó el corredor interior, ahora se viene abajo un ala... el deterioro es asombroso», afirma el cronista.

Incidiendo en la magnificencia del inmueble, Domínguez recuerda cómo el añorado Fausto Vigil, haciendo gala de su proverbial ironía, afirmaba que había que trasladar el palacio a la Pola para instalar allí el Ayuntamiento de Siero. Ahora, Domínguez dirige nuevamente su mirada al consistorio, pero para solicitar a los poderes políticos que busquen una solución: «Es un edificio catalogado y de una gran singularidad. Siero, el Principado o quien sea debe meter mano para evitar la ruina», afirma el cronista.

En paralelo, la asociación de vecinos «San Juan Bautista» de Celles, entidad que se ha distinguido como principal defensora del palacio durante la última década, rechazó ayer con dureza la política sancionadora de la Dirección General de Patrimonio del Principado -que impondrá una multa de 600 euros a la propietaria del inmueble, la cuarta en tres años y medio, por no atender a su deber de conservación- al considerar que es ineficaz. «Si sucede algo a un inquilino habrá que ver quién es el culpable: si la dueña por no reparar el palacio o Patrimonio por no obligarla a cumplir la ley», afirma al respecto Carmen Blanco, presidenta de la asociación.

«Es un conjunto muy relevante, se habla de él incluso en congresos nacionales»

<Juan Díaz >

Historiador

«Las administraciones tienen que hacer un esfuerzo y mediar con dueña e inquilinos»

<Carlos González Cuesta >

Historiador

«Es un pecado que uno de los mejores edificios de Siero esté en ruinas»

<Juan José Domínguez >

Cronista oficial de Siero