La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carreño

El faro de San Antonio, foco de cultura

La torre, sede desde hace diez años de la Banda Gaites Candás, es una de las pocas de Asturias con un uso alternativo, ahora que Fomento anuncia la explotación turística de las atalayas marinas

José Manuel Fernández muestra los trofeos que decoran el interior del faro. M. G. Salas

Justo en la entrada, en el muro, figuran dos placas. A la derecha, una con el escudo de la Autoridad Portuaria de Gijón, que gestiona las instalaciones, y a la izquierda, otra en la que se puede leer Banda Gaites Candás. Aunque suene curioso, desde hace diez años, el faro de San Antonio, en la villa marinera, es sede de esta agrupación musical. De hecho, es una de las pocas torres en Asturias que puede presumir de ser no sólo foco de luz, sino también de cultura, en un momento en el que la ministra de Fomento, Ana Pastor, ha anunciado que Puertos del Estado pondrá en marcha un plan para la explotación turística de este tipo de construcciones. En especial, relacionadas con la hostelería y la hotelería.

Pero Candás ya hace tiempo que encontró la fórmula perfecta para darle una utilidad a su faro deshabitado. Y todo porque había que reubicar a la banda de gaitas de la villa marinera en algún lugar, tras el incendio que sufrió su antigua sede, un módulo prefabricado situado junto al colegio Poeta Antón de Candás. A partir de ese momento, el faro de San Antonio, construido en 1917, comenzó a desprender tanta luz como ritmo. Y en esas sigue en la actualidad. Las gaitas copan la vivienda del antiguo farero todos los martes y viernes. "Estamos encantados aquí. No molestamos a nadie y el sitio es increíble. En verano incluso ensayamos fuera", asegura José Manuel Fernández, presidente de la formación local, que abre las puertas de la que considera ya su "casa".

Aparte de la sala de ensayo general, que fue creada a raíz de una ampliación en el faro, la agrupación ocupa la mayor parte del edificio a excepción de la torre, que gestiona el farero del Cabo Peñas, José Luis García. No obstante, disponen de un habitáculo para guardar los instrumentos, así como de otro piso con cuatro pequeñas salas de ensayo y un almacén, que sustituyen a las antiguas habitaciones de las que estaban provistas la vivienda. Todas ellas, tienen, además, calefacción y una peculiar decoración, de la que es responsable la banda, con vitrinas repletas de trofeos y cuadros con fotografías. Con todo, "un espacio mejor que este no lo vamos a encontrar. Todos los grupos que viene aquí de otras localidades quedan sorprendidos. Y por el verano, vienen muchos visitantes a verlo por dentro", afirma Fernández, que ve con optimismo el proyecto "Faros de España", que pondrá en marcha Fomento para aprovechar el tirón turístico del que gozan estas edificaciones. "Son unas construcciones espectaculares, con zonas verdes y buenas vistas, que se deberían aprovecharse más", asegura.

De la misma opinión es José Luis García, el farero del Cabo Peñas y la persona que en la actualidad gestiona la torre de San Antonio de Candás, aunque también sostiene que ve "difícil" que el plan salga adelante. "Hace años ya intentaron hacer algo parecido y acabó fracasando", comenta. Y ahora, en tiempos de crisis, "el problema es el dinero". Según estos profesionales, las dos autoridades portuarias de la región no pueden costearse una inversión de estas características. De todas formas, lo que está claro es que "hay que conservar estos edificios como sea y buscarles un uso rentable", agrega García.

El faro de San Antonio, ubicado en la Punta del Cuerno, comenzó a funcionar en 1917, sustituyendo a la vieja farola de la Peña de Los Ángeles, construida en 1904 y situada en las proximidades de la playa de Palmera. El último farero que vivió en las instalaciones candasinas fue José Ramón Menéndez, más conocido como "Chicula", que en la actualidad reside en la torre de Cabo Busto, en Valdés. "Yo estaba encantado allí, aunque de aquella ya tenía que gestionar otros faros", comenta este profesional, natural de Candás, que ve con recelo como poco a poco la figura del farero va desapareciendo, a causa de la introducción de nuevas tecnologías. "Estamos condenados a extinguirnos. El día que nosotros nos jubilemos, esto se acaba", lamenta.

En la actualidad, hay en la región un total de dieciséis faros, de los cuales ocho pertenecen a la Autoridad Portuaria de Gijón y los restantes, a la de Avilés. Todos ellos son gestionados por los únicos siete fareros que quedan a día de hoy en la región, muchos de ellos a punto de jubilarse, como es el caso de José Ramón Menéndez. Además, su trabajo difiere bastante al de hace unos años. "Ahora está todo automatizado. Además los faros están comunicados por GPRS con la Autoridad Portuaria competente, de manera que si hay algún fallo, se envía una señal", explica José Luis García, que puede también, a través de una clave, controlar el sistema desde el ordenador en su propia casa. De hecho, al faro de San Antonio sólo tiene que una vez por semana.

Ha cambiado su gestión y parece que ahora también dará un giro su forma de explotación. Pero por el momento en la torre de Candás siguen sonando las gaitas.

Compartir el artículo

stats