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Carreño

Locos por los clásicos en Candás

Los aficionados a los coches antiguos crecen en el concejo y atraen a jóvenes interesados en recuperar la tradición automovilística de la villa marinera

Juan Merino, Félix Sánchez y Óscar Castillo, con uno de sus coches clásicos, en Candás. Mónica G. Salas

En Candás hay mucho loco por los clásicos. Amantes de las cuatro ruedas con historia, de las carrocerías despampanantes y de los rugidos de motor más roncos e intensos del mercado. Y lo curioso es que cada vez son más jóvenes. Chavales de entre 20 y 30 años que, como Félix Sánchez, Juan Merino y Óscar Castillo, se desviven por los viejos coches, como ese de color naranja que les aguarda a la puerta de la cervecería La Figar. El encuentro en este bar candasín no ha sido casual; su responsable, Rubén López, fue durante años organizador de una de las concentraciones más importantes de la región. Ahora su local se ha convertido en sede de todos los forofos de la velocidad de Carreño.

"Yo empecé porque me enganchó el ambiente que había en la cervecería. Aunque en realidad siempre me gustó este mundo", dice Óscar Castiello, que al igual que sus otros dos colegas valora la exclusividad y el cuidado de este tipo de vehículos. Él tiene un Ford Fiesta del año 1976, por el que está dispuesto a pasar las veces que haga falta por el taller. La cuestión es que su tesoro con ruedas siga gozando de buena salud. En cambio, sus amigos Juan Merino y Félix Sánchez, ambos de 20 años, no han tenido la misma suerte. Les apasionan los clásicos, pero por el momento la cartera no les permite hacerse con uno de ellos. Y tampoco han podido heredar ninguno. "Mi padre tenía un "Escarabajo" que cumplía en enero los 25 años, pero en noviembre se estropeó", lamenta Merino.

La familia de Félix Sánchez, por contra, nunca conservó uno de estos flamantes coches que ahora tanto cautivan a su hijo. Sin embargo, gracias a sus padres, trabajadores de la antigua Escudería de Candás, le vino la afición. "Estaba integrada por José Luis Echevarría, Pedro Caballero y mis padres, Alfredo Sánchez y Ana Castellano", expresa refiriéndose a la escudería, que en los años 80 y 81 celebró varios kartings, en los que llegó a participar José Luis Alonso, padre del piloto asturiano de F1, Fernando Alonso. Precisamente el relevo de esta entidad candasina lo tomó el hostelero Rubén López con la organización en los años 90 de las primeras concentraciones de coches clásicos, que se mantuvieron en el concejo hasta 2008. "Recuerdo que en la primera de todas sólo éramos doce coches e hicimos un viaje hasta Covadonga", rememora entre risas.

Y después de cuatro años, el rugido de los viejos coches ha vuelto a instalarse en el concejo. Los jóvenes Félix Sánchez, Juan Merino y Óscar Castiello decidieron este año retomar el evento, y todo por su pasión por los coches. De hecho, acaban de venir de Portugal de ver el Mundial de rallies y ahora harán las maletas para ir a Galicia al Campeonato de España. "Nos encanta; lo pasamos muy bien y hacemos muchos amigos", manifiestan. Justamente lo mismo que sucedió en el encuentro que celebraron en marzo en el parque de Les Conserveres, con 125 vehículos de toda España. Todo un éxito. "Estamos muy contentos, porque para ser la primera vez que lo hacemos, vino mucha gente. Ahora el objetivo es seguir con ello el año que viene", comenta Félix Sánchez.

No obstante, la familia del motor en Carreño es muy grande. Lo sabe bien Rubén López. Este candasín asegura que en el concejo hay más de medio centenar de aficionados a los clásicos. Y eso que la crisis también está apretando al sector. "Hay muchos que vendieron los coches o que los tienen abandonados en casa. Cuidarlos requiere mucho dinero", asegura, con un Seat 124 en el garaje. Aun así, los jóvenes del concejo pisan fuerte y aspiran a recuperar la tradición automovilística de Candás.

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