Ya lo dice Quini, "gaita y sidra en Asturias no pueden faltar, van de la mano". Y así fue ayer en Villaviciosa, donde hoy finaliza el Festival Internacional de la Gaita con el concurso de gaiteros solistas "Memorial José Huerta".

Darío García Fernández, presidente de la Banda de Gaites de Villaviciosa "El Gaitero" y Óscar López, su homólogo en la asociación L'Escarrillu, representaron el hermanamiento entre los dos festivales que organizan, el maliayés y el Folk Comillas (Cantabria). Otro de los actos destacados fue el pasacalles y la Nueche Folk en la que triunfaron Sylvain Barou Trío (Bretaña) y los asturianos de Corquiéu y Skama la Rede.

Pero en Villaviciosa también se pudo aprender algo más de los instrumentos tradicionales en el segundo encuentro de luthiers que se celebró en El Pelambre. Uno de los participantes fue Alberto Redondo, que desde la montaña Palentina llegó con sus instrumentos de percusión como las tarañuelas o las tabillas de San Lázaro, que antaño tenían que tocar los leprosos para pedir limosna cuando entraban en el pueblo y hoy todavía se usan en Semana Santa, relata. En cuanto a los de cuerda destacaron por su espectacular sonido y diseño los rabeles, su especialidad, además de una lira y violas.

Pero también hubo representación asturiana. Además de los instrumentos de percusión del maliayés Simón San José, estuvieron las gaitas del veterano en la región en la fabricación de estos instrumentos, Vicente Prado "El Pravianu". Su esposa, Susana García, que atendía el puesto, explicó que la realiza en madera de boj y granadino.