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Las aves retrasan su llegada a la ría

El tránsito de los pájaros que reponen fuerzas para ir al Sur a pasar el invierno va lento, aunque los animales están más gordos gracias al maíz del estuario

Vicente González, Omar Uría, Bartolomé Muñoz y Paloma Peón anillando, ayer, en la ría. MARIOLA MENÉNDEZ

La migración de las aves ha sido más tardía este año. Así lo han percibido los miembros del Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA) "Torquilla", que cada domingo acude a la ría de Villaviciosa para controlar las poblaciones. El coordinador de este equipo, Vicente González, argumenta que pueden haber afectado factores de la alimentación en las zonas de cría o el régimen de los vientos de este año, muy del Sur.

Si la época migratoria -desde el norte al sur de Europa o África- es habitualmente a mediados de agosto, cuando se captura al mayor número de ejemplares para su anillamiento, en esta campaña se ha retrasado a septiembre. Pero, de momento, esta circunstancia "no quiere decir nada", porque puede ser algo ocasional.

Por este motivo, al inicio de los trabajos han estado capturando menos pájaros, y lo atribuyen en principio a un descenso de las poblaciones. Pero hasta que el 15 de octubre no acaben de anillar carecerán de datos concretos. Lugares como la ría de Villaviciosa son claves para estos animales, que hacen un alto en su largo periplo para reponer fuerzas y proseguir el camino.

González destaca que en esta migración también han notado mayores tasas de engorde. Es decir, que las aves acopian grasas más rápido para retomar el vuelo. El ornitólogo lo vincula a que este año se ha plantado más maíz en la ría. Estos cultivos suponen una extensión del carrizal y es donde la mayoría de estas aves, insectívoras, encuentran alimento.

El grupo "Torquilla" lleva trabajando en la ría desde el 15 de julio, coincidiendo con el inicio de los pasos posnupciales. También realizan controles en algunas épocas de cría y de invernada. Llegan al porreo de Sebrayu o Villaverde antes de que amanezca para colocar las redes, junto a las que dejan unos altavoces con el sonido grabado de algún ave como reclamo. Con los primeros rayos de sol del día los pájaros emprenden el vuelo y por eso es la hora más propicia para que queden enganchados en las redes. Los miembros del grupo realizan varias pasadas a lo largo de la mañana y recogen a las aves con sumo cuidado. No sufren ningún daño. Las meten en bolsas de tela donde se tranquilizan a la espera de que las anillen y apunten sus datos de interés.

Omar Uría sacó ayer de una de estas bolsas el primer ejemplar del día. Era un ruiseñor bastardo. Midió su pico, tarso (una sección de su pata), ala, peso, músculo pectoral y grasa. El plumaje da pistas de su edad. Paloma Peón tomó buena nota y llevó el control. Junto a los otros dos compañeros del grupo, Vicente González, el coordinador, y Bartolomé Muñoz capturaron para su anillamiento: 3 correlimos común, 4 petirrojos, 1 chochín o cerriquina, 2 ruiseñores pechiazul, 1 ruiseñor bastardo, 2 tarabillas comunes, 1 carricerín cejudo, 5 carricerines comunes, 5 carriceros comunes, 1 curruca zarcera, 1 curruca capirotada y 2 mosquiteros musicales. En total, 28 aves. Destacan que en época de migración el carricerín común es la especie más abundante. El cejudo está protegido. Cría en el este de Europa y un ejemplar anillado que cogieron este verano era de Polonia.

"El anillamiento es una forma de estudio de las aves", explica Vicente González. Permite confirmar las rutas migratorias, aunque la mayoría son bastante sabidas. Colocar la anilla es como poner un "carné de identidad" y con las recapturas y las herramientas estadísticas estudian las poblaciones, argumenta el coordinador del grupo GIA en Asturias. También les ayuda a conocer los cambios fenológicos como el adelanto o retraso de su llegada a la ría. Los datos que registran en esta Estación de Esfuerzo Constante de Villaviciosa los ponen en común con otras del país.

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