El frío ya se deja notar en Siero. Los días empiezan a acortarse paulatinamente y la lluvia amenaza día sí día también con anegar los cielos. Los sierenses rebuscan en el armario ropa más gruesa y robusta que la que han portado estos últimos y meses, y aunque muchas prendas de abrigo aún tiene vida útil, siempre hay algo que jubilar o un complemento cuya ausencia se deja notar. Es hora de ir al mercado poleso, y más concretamente a la zona de La Isla, donde los puestos de textil han poblado ya sus perchas con ropas de abrigo.

"La gente empieza a pedir ropa de abrigo cuando nota frío. Somos muy poco previsores para eso. Pero en cuanto llega el frío, por lo general en el mes de octubre, empiezan a pedírnosla", explica Javier Juárez, uno de los comerciantes con puesto fijo en el mercado poleso. Según relata, entre este mes y las rebajas de febrero sólo se vende ropa de abrigo. Después, los clientes ya empiezan a solicitar prendas más ligeras.

Sobre las piezas más demandadas, Juárez precisa que le piden un poco de todo: "Tienes que tener desde abrigos hasta bufandas, si no tienes variedad no vendes nada", afirma el comerciante.

En esa apreciación coincide con Sasha Bidedardel, natural de Irán pero que lleva 35 de sus 39 años viviendo en Asturias. "Casi nací aquí", afirma el comerciante, con un acento inequívocamente asturiano.

Sobre el género, Bidedardel confirma que le demandan todo tipo de prendas: "Abrigos, ponchos, caftanes, pañuelos... La gente te pide de todo, y tienes que tener".

Aunque los clientes ya están comprando este tipo de prendas, Bidedardel aclara que aún no ha llegado el momento de mayor auge, que se produce con la entrada del invierno y las fiestas navideñas: "Entre diciembre y enero son las fechas que más vendemos, aunque todo depende del tiempo", explica.

En este aspecto, el comerciante asegura que una ola de frío puede cambiar la dinámica de las ventas, ya que hay más demanda, pero también arruinar las jornadas de mercado: "Si hace muy mal tiempo puedes perder todo un día de mercado porque no viene nadie", explica.

El mercado poleso, además, tiene sus "horas punta", que hay que tener en cuenta: "A las nueve ya estamos aquí, desayunados y preparados. Pero cuando más se vende es de doce a una y media", explica Bidedardel.