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Ton Areces: "La deficiente comida de la posguerra la compensábamos con el sol"

El popular moscón, conocido como "el Sabio" o "el Teacher", retrata la sociedad de Grado de finales del siglo XX en una trilogía de novelas

Ton Areces trabaja en la corrección de sus dos próximas novelas en su casa de Sama de Grado. S. ARIAS

Antonio Areces dice que para él escribir es algo natural que le conecta con su esencia interior, una fuerza instintiva. Sin embargo, cuando se pone a corregir o matizar sus cientos de textos reconoce que es tarea ardua. El pasado verano, a sus 77 años, publicó su primera novela, "Éramos río", ambientada en el Grado de los años cincuenta del pasado siglo. Una historia que ha enganchado a los moscones, quienes reconocen lugares y vivencias comunes. Y desde que el título saliese al mercado no ha parado de pulir sus dos próximos libros, que ya tiene escritos y que completan una trilogía "de momentos determinados y muy determinantes".

Ton o "el Sabio", como todos le conocen en Grado, teclea, escribe, borra y actualiza sus textos sentado en la terraza de su casa de Sama de Grado. Desde allí prepara los nuevos volúmenes de la trilogía ambientada en Grado. "Éramos río" es "la glorificación del verano, sobre cómo a principios de la década de los cincuenta los niños estábamos apartados de la política, aunque aún quedaban ruinas de los combates de la Guerra Civil. Teníamos la capacidad de transformar la realidad y convertirlo en un lugar de aventuras", explica.

El libro concentra un verano de su protagonista, Pedro, en siete días con el río Cubia como centro de las actividades de aquellos niños unidos en bandas según el barrio, de juegos con espadas de madera, peonzas y de luchas entre indios y vaqueros: "Estábamos muy influenciados por el cine". Son las "ingenuas aventuras" de su infancia, trasladadas a negro sobre blanco con personajes entre lo real y lo ficticio. "Lo hice así para distanciarme de la realidad y buscar el tono novelesco", detalla.

Una semana en la vida de un niño de los años cincuenta en la que refleja aspectos importantes de la época, como el alto índice de raquitismo entre la población a causa de la desnutrición de la postguerra. "La deficiente alimentación la compensábamos con el sol del verano", recuerda. Por eso, el río, la luz y el calor de la estación estival son también protagonistas del relato. Areces analiza, por otro lado, las relaciones de poder que se generan entre los niños y cómo su protagonista busca un hueco en ese revoltijo de fuerzas, internas y externas, como paso obligado hacia la madurez de la juventud. "El libro tiene nostalgia, es una de las ventajas que tiene la ancianidad, recuerdas todo con mucha intensidad pese a lo lejano que es".

Ton Areces, licenciado en Filosofía y Letras, ejerció como maestro de Lengua y Literatura "haciendo del idioma algo divertido", pero también es ensayista, poeta y crítico de arte. Formó parte de ambientes artísticos e intelectuales durante la Transición como el grupo poético Erosión y fue activo en política como miembro del PCE y de la Junta Democrática de Asturias. "Una vez conseguida la democracia me aparté, desde entonces soy absolutamente libre para pensar, un pensador no puede limitarse a eso y tampoco me dejaba mucho tiempo para leer y escribir".

Un tiempo del que ahora dispone con su jubilación y que disfruta entre las teclas del ordenador. Su próxima novela, que tiene un título provisional "A la mitad del camino", reflejará el paso de la juventud a la adultez de Pedro. "La historia refleja el rito de paso, una catarsis en la que tiene el deseo de despedirse a lo grande", avanza. Unos cambios que se producen en las fiestas de Santiago y Santa Ana, dividido en dos partes: El baile blanco y Sábado con resaca.

Al mismo tiempo que pule su segunda novela, hace lo propio con la tercera "El día del Señor", ambientada en un domingo de mercado en la villa moscona en los años ochenta. "Traza una red muy amplia y al mismo tiempo compleja de aquella colectividad que había", comenta. Un relato en el que cobran importancia los cambios políticos y sociales de la época, en el que no deja de lado la epidemia de la droga. "No sé porqué la gente siempre se inhibe de estos temas", cuestiona.

Una novela en la que aún deberá retirar a algunos personajes porque son cientos. "Tomo el ángel de Kafka, que viene a un pueblo de Asturias y va entrando y saltando de un personaje a otro, cómo viven la misma realidad de forma distinta para ver la verdad a través del tópico", señala.

Ton, también conocido para muchos como "el Teacher", es un hombre de tono grave y pausado, que piensa y siente cada una de sus palabras. Como filósofo y pensador opina que la desaparición de los estudios de Filosofía del Bachiller es una fatalidad, "es lo que aporta profundidad y la extensión del pensamiento". Por ahora, no tiene título para su trilogía, en la que realiza un análisis del tiempo y el espíritu de un pueblo que lleva muy dentro. Porque aunque sobre el papel sea Prámaro, todos saben es Grado. Y que Pedro, probablemente sea Ton.

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