Unas 80 personas de las parroquias llanerenses de Arlós, Bonielles, Posada y Santa Cruz, así como de las de Valduno y Santullano, en Las Regueras, y La Maruca, en Avilés, rindieron en la noche del sábado homenaje a cuatro monjas consideradas como "únicas e irrepetibles" debido a su papel fundamental para incentivar los movimientos juveniles en dichas localidades durante 20 años.
Mari Luz Castañón, Petra Tomé y Susi Bustamante fueron invitadas a una espicha celebrada en el Llagar El Güelu de Pruvia sin saber los verdaderos motivos de dicha celebración. Sin embargo, apenas necesitaron de unos segundos para saber lo que estaba pasando. "Sois las mejores, tenía muchas ganas de veros", comentó una asistente, que se fundió en un profundo abrazo con las monjas que no veía desde hace más de 30 años.
Entre las homenajeadas faltó Pilar Hernández, la cuarta de las monjas, ya retiradas, que no pudo asistir al evento al tener que cuidar de su madre. "Si llega a saber que era para esto seguro que hubiese hecho todo lo posible por estar", comentó Mari Luz Castañón, natural de Noreña, todavía conmocionada por la sorpresa que le brindaron los que fueran durante bastante tiempo sus alumnos en varias de las iniciativas puestas en marcha por las religiosas.
Especial mención hubo también para el papel musical de las religiosas, pues estas además de poner en marcha el coro parroquial despertaron en muchas personas de la zona el amor por la música. Hasta el punto de que a día de hoy algunos de los que fueran sus alumnos forman parte de grupos con bastante tirón tanto a nivel regional como nacional. Es el caso de dos de los integrantes de la banda de rock asturiana "Desakato" o un miembro del grupo "El Sueño de Morfeo". "No es que les enseñáramos mucho, pero puede decirse que los primeros pasos en la música los dieron con nosotras", explica Mari Luz Castañón, abrumada por tanta felicitación y halago de los presentes. "Nunca pensé que podrían organizarnos una cosa tan bonita", declaró la religiosa.
Su actividad se remonta a comienzos de los años 80 en La Maruca. Poco después se trasladaron a Posada de Llanera e iniciaron diversas actividades a través de la asociación católica "Nueva Humanidad", orientadas a los jóvenes del concejo y del municipio vecino de Las Regueras. "Dábamos clases de guitarra, impartíamos catequesis y organizábamos excursiones, campamentos o cualquier cosa que surgiera", declaró Castañón. Las monjas coincidieron en destacar su agradecimiento por un reconocimiento que incluso les dejó sin habla. "Las palabras se quedan cortas a la hora de explicar lo que estamos sintiendo", comentó la religiosa Petra Tomé, originaria de Extremadura, que ahora se encargan de ayudar en la organización de celebraciones religiosas en Quirós y Proaza.
Los organizadores del homenaje decidieron hacerles entrega de un abeto para que se encarguen de cuidarlo en su tiempo libre y destacaron la necesidad de otorgar un reconocimiento a su labor desinteresada. Consideran que ya debía haber tenido lugar por parte de los organismos públicos que vieron cómo la labor de las monjas cubría la agenda cultural de los adolescentes locales durante de los años 80 al 2000.
Algunos méritos que les atribuyen a estas mujeres está el proyecto parroquial de Posada que supuso el nacimiento de Cáritas, así como el crecimiento de los grupos de catequesis y el origen del coro parroquial de la misma localidad. "Hoy es un día muy importante para nosotros porque cumplimos la ilusión de reunirnos, en alguno casos, hasta 30 años después", declaró la vecina de Bonielles Azucena Pérez.
Del mismo modo, agradecieron a las religiosos que gracias a sus actividades muchos vecinos pudieran crecer como personas. "Con vosotras afianzamos todo lo bueno aprendido en el seno de nuestras familias y nos demostrasteis el verdadero significado de valores como el respeto a la diversidad y a los colectivos con mayores dificultades de integración", señaló Pérez en una intervención que arrancó alguna que otra lágrima.
