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Campanero con mucha mano en Piedeloro

"Tiene más mérito que el sistema automático", asegura Julián Rodríguez, de los últimos que se encargan de tañer las campanas en los templos asturianos

Julián Rodríguez, tocando las campanas, en la iglesia de Piedeloro. RICARDO SOLÍS

Julián Rodríguez es el campanero de Santa María de Piedeloro. Realiza una labor que en pocas iglesias se mantiene hoy en día. En cada ocasión que se requiere, se sube al tejado del templo con cuidado, se sujeta en los badajos de las campanas y comienza a tocar para anunciar el comienzo de la misa y, si se da el caso, el de la procesión, como ocurrió el pasado miércoles por la fiesta de San Blas. Es más, durante el paso estuvo también estuvo tocando mientras la comitiva desfilaba por el entorno del templo.

Rodríguez está orgulloso de mantener viva una tradición que se ha ido perdiendo con el paso de los años debido a que muchas iglesias utilizan ahora un sistema automático de tocado de las campanas. "El automático es igual, pero no es humano. Aunque toques mal tiene más mérito esto", declara Julián Rodríguez.

"El que siempre tocó fue Morán, José Ramón Morán y a falta de otros, me puse a tocar yo y ya llevo diez o doce años", manifiesta este vecino de Piedeloro, que ha vivido en la parroquia casi toda su vida pese a ser natural de Perlora. Habita en la Casa Rafael del cura. "Seguiré tocando mientras me lo pidan", recalca este hombre, que relata que los dos días grandes de Piedeloro son San Blas y Santa María, que se celebra el tercer domingo de agosto "con una buena romería".

La primera vez que Julián Rodríguez se subió al campanario lo hizo cuando aún había escaleras de madera, hoy en día son de metal. Conocía la manera de mantener el ritmo porque practicaba en su casa con unas campanas, eso sí, de menor tamaño que las de la iglesia. "Dicen que hay que tocar como si fuera el Xiringüelu, aunque yo creo que no", manifiesta el campanero mientras recibe felicitaciones de los parroquianos: "Muy bien tocado".

A sus 69 años, Rodríguez aún está en plena forma para subirse a lo más alto de la iglesia de Piedeloro por un tiempo más, aunque también reconoce que "la chavalería" se tiene que animar a mantener viva esta vieja tradición. "El campanario no es de mi propiedad", bromea este vecino, que estrenó las nuevas campanas de la iglesia de Santa María hace una década. Y ahí sigue el campanero de Piedeloro.

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