"Son clases más pequeñas, pero las condiciones son muy buenas". Así resumió ayer Irene Guillén, profesora de primer curso de Infantil del colegio Peña Careses de Pola de Siero, las sensaciones de una jornada en la que los alumnos de tres grupos cambiaron su ubicación habitual por unas aulas portátiles, que ocuparán en los próximos meses con motivo de las obras para rehabilitar la cubierta del centro.

El traslado tuvo lugar durante la jornada del viernes, cuando el centro solicitó un día no lectivo para evitar apurones de última hora. "Estuvo muy bien organizado y colaboraron mucho los propios padres", señala la propia Guillén, mientras sus alumnos no escatiman en elogios sobre su nueva clase. "Nos gusta mucho", señalan a coro los niños, interrumpiendo por un momento la clase.

Los mismos escolares jugaron un importante papel en el cambio de las dependencias, pues en los últimos días tuvieron que tomar algunas decisiones delicadas. "Al haber menos espacio tuvieron que elegir qué juguetes llevábamos a las aulas portátiles", explica la misma profesora.

Igual de satisfecha se muestra Bibiana Arias, profesora de otro de los grupos afectados por el traslado, que considera que la situación actual es incluso mejor que la que tenían hasta ahora. "Estas clases están más nuevas y muy bien equipadas", indica en relación a los motivos que llevaron a esta situación, que no fueron otros que el deterioro provocado por las goteras en el edificio en el que mantienen sus clases el resto de grupos del colegio sierense.

Las instalaciones provisionales cuentan con tres clases perfectamente equipadas en las que incluso hay modernas televisiones y los niños aprecian algunas ventajas. "Las paredes están imantadas y permiten pegar más decoración de la que teníamos en la otra clase", explica Arias, mientras señala algunos de los murales que lucen las paredes.

Si bien las obras en el edificio del colegio no comenzarán hasta el próximo lunes, el centro quiso adelantar el traslado una semana para hacer frente de mejor manera a posibles imprevistos de última hora. No obstante, en el día de ayer todavía había algunos operarios realizando labores de instalación en el entorno de las casetas portátiles.

De la misma manera, el centro brindó ayer a los padres de los tres grupos afectados por la reubicación la posibilidad de conocer de primera mano las dependencias en las que sus hijos pasarán las mañanas aproximadamente hasta el mes de mayo, cuando está previsto el inicio de la segunda fase de los trabajos que afectarán a otros tres grupos. "Los padres están en general muy contentos", indicó la presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), Eugenia Villa.

Terminar con las goteras

Los progenitores coinciden en destacar tanto la calidad de las instalaciones como el entusiasmo con el que los niños recibieron los cambios. "Los módulos cumplen los requisitos, cuentan con aulas amplias y buena climatización y encima los alumnos están muy ilusionados", comenta Villa sobre una situación que afectará de manera provisional a 66 alumnos sobre un total de 275 escolares que están matriculados en el centro.

Un experiencia buena, aunque forzosa, que toda la comunidad educativa del colegio considera positiva pues permitirá terminar con un problema de goteras que se inició hace 14 años y fue progresivamente dañando la estructura del edificio, obligando a intervenir a la Consejería de Educación, primero apuntalando el inmueble y ahora destinando 223.000 euros para la cubierta.