Hugo Nava tiene 38 años. Es un judoka al que una lesión de hombro llevó al fútbol sala. Comenzó jugando con unos amigos en La Isla, pero pronto descubrió su vocación de entrenador. Empezó con categorías inferiores, luego entrenó en Tercera a su equipo de siempre y a partir de ahí fue ascendiendo categorías hasta entrenar en División de Plata fuera de la región. En 2007 creó la Escuela de Fútbol Sala de Siero y hoy recibe un premio especial en la Gala del Deporte.
-¿Cómo valora el premio?
-Siempre gusta que se acuerden de uno, y más en su casa. Llevo con orgullo a Siero por toda la región, y a Asturias por todo el país, y, por tanto, estos reconocimientos emocionan.
-¿Fueron difíciles los comienzos de la escuela?
-Era algo nuevo que no había antes en la Pola, y encima estábamos rodeados de clubes de un potente rival como el fútbol campo. Parecía difícil, pero a día de hoy contamos con 13 equipos.
-¿Qué fines persigue la escuela?
-Además de promover la práctica deportiva desde la base, siempre buscamos que el deporte sirva como elemento de integración. Los resultados a estos niveles son secundarios y lo que pretendemos es que todos los niños sean tratados igual y tengan las mismas posibilidades de jugar y de aprender.
-¿Está de moda actualmente el fútbol sala?
-Hay muchísimas licencias. Aspectos como la mayor aparición en medios de comunicación están ayudando a un gran espectáculo al que sólo le falta ser olímpico. El nivel de la Liga nacional también ha tenido mucho que ver.
-¿Goza de buena salud el deporte sierense?
-No digo que esté mal, pero creo que carece de falta de planificación. Una cosa es el desarrollo del deporte como ocio y salud, y otra las escuelas y la competición. Se nota que falta estructura para competir a gran nivel. Algo que vi en otros sitios es que donde hay estructura, hay nivel.
-¿Se puede vivir de fútbol sala?
-Al igual que en otras especialidades, existen ciertos ámbitos profesionalizados. Puedes aspirar a alojamiento, un buen sueldo y ventajas si estás en lo que se considera la élite.
-¿Cuáles son sus metas en este deporte?
-Mi sueño es dotar a Siero de una estructura que la convierta en cuna del fútbol sala de aquí a unos años, y que salgan jugadores de gran nivel al menos en el ámbito regional. En cuanto a mí como entrenador, ahora estoy en paro, tuve una oferta de Melilla y la rechacé por razones personales. Ahora mismo aspiro a seguir formándome y mejorando en lo que creo que fallé hasta ahora.
