Pocas cosas hay con una ascendencia tan antigua como la creación a partir del barro. El acto de sacar de la tierra un trozo de arcilla y crear a partir de él está firmemente arraigado en nuestro imaginario. Los niños parecen disfrutar especialmente de ello, quizá también porque pueden ensuciarse las manos sin que nadie les llame la atención.

La Escuela de Cerámica de Llanera ha propiciado en los últimos años que mucha gente se aficione a modelar a partir del barro, y con la idea de extender esta afición a todos los rincones del concejo, organiza actividades en lugares distintos de su sede oficial de Posada.

Dentro de estas actividades estuvo un monográfico de modelado para niños en la Casa Municipal de Cultura de Lugo, impartido por la profesora Victoria González. En este caso, y para propiciar un aprendizaje adecuado fuera de las instalaciones de la escuela, se utilizó un barro que no necesita cocción.

Los niños aprendieron a realizar figuras de todo tipo. A Unai Sánchez le correspondió realizar un pez, y a su hermana Ainara, una mariposa. Mateo Linares se mostraba entusiasmado construyendo un iglú, que pintó cuidadosamente de blanco. "Yo me lo paso muy bien haciendo la figura", aseguraba.

Estos trabajos son el primer paso para entrar en una afición que permite realizar creaciones muy trabajadas y complejas, y que la Escuela Municipal de Cerámica lleva enseñando a cientos de personas a lo largo de su dilatada historia.

Los cursos de cerámica se imparten a gente de todas las edades a lo largo de toda la semana, y no solo son un vehículo de conocimiento y pericia sino también de salud. Se ha demostrado, por ejemplo, que el trabajo con las manos funciona como una terapia muy eficaz contra la artritis.

La escuela está centrada en los esmaltes, engobes, pastas y hornos, y de los trabajos pueden darse piezas de gran calidad artística. En el caso de los niños, aunque el resultado de las obras es desigual, lo importante es que aprenden a manipular con las manos, y disfrutan estando bien centrados en una actividad.

Durante buena parte de la clase, y esto es bastante llamativo, los niños permanecían muy en silencio, abstraídos y centrados en su tarea, como si el resto del mundo no existiera. Todo un logro en los tiempos que corren.