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DOLORES VILLAMERIEL | Directora del Museo Antón de Candás

"A la familia de Antón le debemos que haya conservado la obra durante 50 años"

"Es difícil de decir hasta dónde habría llegado si no hubiese muerto tan joven, era un artista aún en formación"

Dolores Villameriel, junto al busto de Maruja en el Museo Antón. A. F. V.

Si alguien conoce a fondo la obra de Antonio Rodríguez García, "Antón", esa persona es Dolores Villameriel (Palencia, 1960). Licenciada en historia del arte, esta palentina afincada en Gijón desde una edad muy temprana fue la encargada de catalogar todas las obras del artista candasín tras la cesión de las mismas al Ayuntamiento. Desde el año 2002 dirige el museo que porta el nombre del escultor y pintor carreñense, siempre con la intención de "seguir difundiendo la obra y figura de Antón".

-El museo suma 26 años de andadura y usted cumple 13 al frente. ¿Hacia dónde caminan?

-Los objetivos nos los marca el propio museo. Tratamos de difundir la obra de Antón dando especial peso a la escultura. Además, siempre intentamos que las exposiciones temporales tengan relación con Antón o sean de autores coetáneos, por poner un ejemplo. También tratamos de promocionar la escultura con la beca Antón. Una ayuda que cuenta con la colaboración de EDP y que trata de realizar una labor de mecenazgo similar a la que hizo Albo en su momento con el autor.

-Conoce mejor que nadie la obra de Antón, ya que fue la encargada de catalogar todas las piezas que hoy forman parte de la colección. ¿Cómo surgió la oportunidad?

-La familia estaba ultimando los trámites para donar la obra al Ayuntamiento, y yo me encontraba finalizando mis estudios universitarios. Me ofrecieron realizar mi trabajo fin de carrera catalogando la obra y no dudé.

-¿Cómo fue ese trabajo?

-Iba todas las mañana a casa de Josefa y Benita, las hermanas solteras de Antón y allí, de 9.30 a 14.00 horas aproximadamente, me encargaba de catalogar todo. Obras pictóricas, esculturas, fotografías, cartas, dibujos de cuando era pequeño, herramientas de trabajo? Absolutamente todo lo que había, pieza por pieza. Fue un trabajo muy exhaustivo.

-¿Cómo era el trato con esas dos hermanas del artista?

-Genial. Eran personas muy hospitalarias, que me hicieron sentirme como una más de la familia. Sólo tengo buenos recuerdos, me hicieron la labor mucho más fácil.

-¿Le ayudaron en su tarea?

-Mucho. Me contaban alguna anécdota de cuando estaba realizando alguna de las piezas, me ayudaban a fecharlas o a reconocer un paisaje? Me ilustraron y enriquecieron durante el trabajo. Además, a la familia de Antón en general le debemos que hayan conservado la obra durante 50 años en su casa. Y lo consiguieron con unos recursos limitados.

-¿Qué es lo que más le llamó la atención del trabajo de Antón cuando lo descubrió?

-La cantidad y la calidad. Con tres años ya se le veía que realizaba muy buenas composiciones y que siempre tenía una idea clara de lo que quería. Además, a lo largo de su trayectoria también se aprecia cómo fue evolucionando y aprendiendo con el paso de los años, su indagación en los estilos?

-¿Hasta dónde podría haber llegado si no hubiese muerto tan joven?

-Eso es muy difícil de decir. Antón se encontraba aún estudiando, era un artista en formación, que estaba indagando en estilos? Sí hay que reconocer que tenía una facilidad increíble con los materiales a la hora de tallar y moldear. Y todo esto lo digo valorando la obra que hizo en Asturias. En 1931 llegó a Madrid para estudiar y allí también produjo, pero no sabemos dónde pueden estar esas piezas ni tenemos esperanza de recuperarlas teniendo en cuenta que fue un período muy convulso en España.

-¿Cuál es su obra favorita de Antón?

-El busto de Maruja. Tiene la resolución, la forma de tallar? Y todo esto hay que valorarlo en el marco de que era un joven aprendiz aún. Pero también destacaría "El Antroxu", que incorpora movimiento, o "Mi Güela", que es pura expresividad.

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