Los vecinos del puente Huetes, que viven a la vera de la ría de Villaviciosa, están preocupados por el color de sus aguas, que "desde hace unos 15 días bajan turbias", comenta Paco Menéndez. "Con marea baja se notaba menos y con alta, se veía marrón. Pero fue aumentando y ahora se ve con alta y con baja", explica. Añade que los sedimentos van quedando en el fondo.

Pero el vertido no se ha quedado en Huetes, ha llegado, incluso, hasta El Puntal. El alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, indica que denunció la situación al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, por ser ésta última la que tiene competencia sobre los ríos.

El origen del color chocolate que tienen las aguas del río Linares y del estuario hay que buscarlo en el cauce de su afluente el Profundu o Coru. Alertó sobre ello, la semana pasada, el pescador y naturalista Heber Arenas. Los trabajos forestales realizados para la tala de eucaliptos obligan a la maquinaria a cruzar el río, formando los lodos y el barro que han teñido de marrón los cauces. Arenas destaca que es perjudicial para los insectos acuáticos, principal alimento de los peces fluviales, porque mueren por axfisia. A las truchas también les puede afectar si se acumula barro en las branquias. Por eso este pescador propone la construcción de un sencillo pero resistente puente para evitar que las máquinas invadan el cauce y provoquen la turbidez del agua.

"Es demasiado porque se va acumulando la basura en el fondo del río. Yo no soy un experto, pero cualquiera ve que esto acaba con todo", resalta Menéndez. Critica que, mientras los vecinos tienen muchas limitaciones porque sus viviendas están junto al estuario, la Administración no haya tomado medidas. "Tanto la ría de Villaviciosa, la ría... y luego es la más sucia del mundo", lamenta indignado.