El doctor José Luis Rodicio Díaz, fallecido este jueves y que durante 40 años dirigió el Servicio de Nefrología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, deja un brillante legado en el ámbito de la salud. Pero además, en su tierra de origen de Carbayín Alto, donde le conocían como "Pepe Luis", el doctor Rodicio deja también un recuerdo imborrable por su calidad humana.

El cariño que las gentes de Carbayín profesaban al doctor Rodicio afloró ayer, en un emotivo funeral que congregó a decenas de personas en la iglesia parroquial, y que culminó con el traslado de las cenizas del doctor al cementerio parroquial.

Cuando aún faltaba media hora para el inicio del oficio, los aledaños de la iglesia ya bullían con la nutrida asistencia de amigos y allegados del difunto. No faltaron autoridades locales, pasadas y presentes, empezando por el alcalde Ángel García y el exalcalde José Antonio Noval, que acudieron a título personal y en representación del Ayuntamiento de Siero para despedir al quien recibió la distinción de Hijo Predilecto de Siero.

"Fue un nombramiento muy acertado. Para quienes somos de esta zona, es un orgullo que un vecino de Carbayín haya alcanzado las cotas que él logró", señalaba el edil y exalcalde Eduardo Martínez Llosa. A su lado, su padre, el exconcejal Eduardo Martínez, se mostraba emocionado en la despedida de Rodicio, a quien conocía desde la infancia, cuando el futuro nefrólogo aún era un muchacho que vivía en Candín.

Entre sus amigos, se recordaba la bonhomía del fallecido, y también el tesón que demostró, ya desde muy joven, para completar la que acabó siendo una brillante carrera profesional. "No sé de dónde le vino la vocación, pero el tesón quizás le viniese de nuestro abuelo, Perfecto Díaz. Quizás fue con él con quien aprendió, y de quien heredó ese empuje que demostró siempre, en la vida y en su trabajo", comentaba su primo, Luis Díaz.

Pese a vivir buena parte de su vida fuera de la región, sus allegados coinciden en resaltar la fortaleza de su vínculo con su región y su parroquia. "Vivió muchos años en Madrid, pero Asturias y Carbayín los tenía en el corazón. Era asturiano y vivió como asturiano, pese a que viajó muchísimo", sostiene Díaz. Durante su trayectoria, Rodicio también residió en Estados Unidos, toda vez que completó su formación en la Southwestern Medical School de Dallas. Pero ni siquiera el Atlántico podía impedir que, a poco que tuviera unos días libres, el doctor Rodicio retornase a Carbayín, para visitar a su familia y a los amigos de la infancia, con quienes gustaba de reunirse periódicamente, en especial en unas memorables escapadas estivales. Unos amigos que ya añoran a su querido Pepe Luis.