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"En Noreña faltó planificación para potenciar el sector", lamentan las cárnicas

Las empresas confían en que el nuevo Plan de Ordenación acabe con los problemas de acceso al suelo

Un operario, en un cocedero de chorizos de Juntamar. FRANCO TORRE

El futuro del sector cárnico de Noreña se discute ahora. La próxima recuperación de la actividad en el Matadero Central de Asturias, tras su adquisición por el grupo Panero, y la marcha de la Villa Condal de una empresa emblemática como El Hórreo por la falta de suelo componen dos caras de una misma realidad, la de un sector aún pujante pero al que la crisis y la ausencia de una planificación adecuada han situado en una posición delicada para asegurar el futuro. Un porvenir que pasa, en primer lugar, por el ansiado Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que se debate en la actualidad y que debería solventar buena parte de los problemas de los empresarios.

En Noreña hay, en la actualidad, en torno a 25 empresas del sector cárnico y chacinero, lo que es aproximadamente una cuarta parte del centenar que hay en Asturias. En conjunto, las cárnicas noreñenses dan empleo a más de 400 trabajadores, sobre los 1.100 que hay en el sector a nivel regional. Una cifra que cobrará aún más peso cuando el grupo Panero se instale en la Villa Condal. Pero la situación está lejos de los niveles que se llegaron a alcanzar antes de la crisis.

"Si me preguntan si peligra el futuro de las cárnicas de Noreña, yo creo que sí", afirma José Severino Monte, de embutidos El Hórreo. La marcha de esta empresa, que en septiembre se trasladará a unas nuevas instalaciones en Meres al no poder ampliar su sede en Noreña por las trabas urbanísticas, fue sintomática de los problemas que aquejan a las cárnicas. Aunque no fue la primera.

Hace ya varios años, Productos Álvarez abandonó la Villa Condal para abrir unas nuevas instalaciones en el polígono de Silvota. Más recientemente, en 2014, Juntamar, la mayor productora asturiana de chorizo y morcilla, abrió una segunda fábrica en Albandi (Carreño), para complementar la producción de la principal, en Noreña. En su caso, los problemas administrativos para ampliar las instalaciones fue lo que determinó la medida.

"Está claro que el problema viene de atrás", sostiene José Severino Monte. "Sin buscar culpables, no se planificó un crecimiento de la industria cárnica y su desarrollo en los sitios que están o una alternativa que favoreciera el Ayuntamiento", añade. En su caso particular, la ausencia de flexibilidad y alternativas le llevó a marcharse de la Villa Condal.

En pleno debate por el PGOU, Monte confía en que se incluyan medidas que propicien una mayor flexibilidad: "Tiene que preocuparnos el futuro de las industrias que siguen instaladas en Noreña, que tendrán que crecer. Y las mayoría de las cárnicas van justas, no están para hacer grandes inversiones. En el debate con los redactores del PGOU se dijo que se analizaría caso a caso y se darían soluciones. Si lo hacen y aportan una flexibilidad o alternativas, me parece correcto. Pero si siguen en tesitura de que no se puede ampliar y tampoco hay un terreno alternativo, tarde o temprano las industrias van a marchar porque no hay otra alternativa", sostiene

En las últimas décadas, en todo caso, ha habido algunos intentos de dar solución a este problema de la industria cárnica. El cronista oficial de Noreña, Miguel Ángel Fuente, reivindica la iniciativa del añorado Javier Uría, que en su etapa como concejal propuso una alternativa: "Hace más de cuarenta años, Uría propuso impulsar un polígono para el sector cárnico en La Barreda. Pero no se le hizo caso", señala Fuente. Fran Noval, de Juntamar, aprecia no obstante una mayor predisposición al diálogo por parte del gobierno local. "Ahora mismo encontramos mucha receptividad por parte del Ayuntamiento. En nuestro caso, cuando abrimos la otra nave fue porque no podíamos crecer. Pero creo que es más problema para Noreña que para las industrias: si una empresa necesita crecer y aquí no puede, se irá a otro sitio. Noreña dejará de beneficiarse de su presencia, pero las empresas no dejarán de crecer", sostiene.

En el caso de Juntamar, no obstante, Noval precisa que están estudiando una ampliación de sus instalaciones noreñenses que podría propiciar un retorno de toda su actividad a la villa, aunque está pendiente de la tramitación administrativa. En todo caso, Noval apunta a otros factores que pueden explicar cierta crisis del sector: "En general, el declive del sector agroalimentario en Noreña creo que tiene más que ver con la coyuntura actual que con el suelo. Las empresas que tienen problemas son las que no se han renovado en aspectos como la producción o los canales de venta", concluye.

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