A lo largo de más de dos décadas de profesión, el objetivo de la cámara de Alejandro Zapico (Gijón, 1976) ha inmortalizado cientos de historias. Desde el pasado lunes, el fotógrafo gijonés expone en la Casa de Cultura de Posada de Llanera una selección de 18 instantáneas en las que trata de poner el foco "en la defensa de los derechos humanos y en el sufrimiento de las víctimas civiles" en los conflictos saharaui, colombiano y palestino; una muestra que podrá ser visitada hasta el 15 de julio, entre las 11.00 y las 14.00 horas.

-¿Sahara, Palestina y Colombia se han quedado fuera de los periódicos con la guerra de Siria?

-Totalmente. Con Siria se ha tapado el resto de los conflictos internacionales. Ya no hablamos del problema que vivimos con las vallas de nuestras fronteras, ni del Sahara, ni de Angola... El tema estrella es Siria. Está de moda y en un tiempo también nos olvidaremos de él.

-¿A qué lo achaca?

-Vivimos en una sociedad en la que el drama se consume a toda velocidad. Estamos acostumbrados a procesar noticias a toda velocidad, y la sociedad se cansa con mayor facilidad según de qué tema se trate. Por su parte, los medios de comunicación no dejan de ser un reflejo de esta sociedad, y ofrecen lo que se les demanda.

-En su exposición se centra en tres áreas geográficas: Colombia, el Sahara y Palestina. ¿Por qué?

-Son tres zonas en las que trabajé en los últimos años y en las que se están viviendo, desde hace años, situaciones muy crudas para la sociedad civil. Además, las tres tienen relación con España y con Asturias. El Principado acoge con regularidad a familias del Sahara y Palestina, mientras que el Ejército de Liberación Nacional Colombiano, con el que conviví unos meses, fue fundado por un cura español.

-¿Con qué se queda de esa convivencia con la guerrilla colombiana?

-Con el afán de superación de los jóvenes que la integran. Viven en condiciones pésimas, aguantando bombardeos continuados, sin ver a sus familias... No entro a juzgar si está bien o mal, sino cómo viven. Por ejemplo, allí conocí a una chica, María, que entró en la guerrilla después de sufrir once violaciones por parte del Ejercito. Se fue a la montaña y allí la reclutaron. Intento conocer el porqué de las historias.

-¿Y de Palestina?

-En este trabajo traté de poner el foco en las mujeres que se juegan la vida por defender los derechos humanos y tener unas mejores condiciones de vida. Otra cosa de las que me marcó allí fue la naturalidad con la que la población civil convive con las armas.

-Un caso muy diferente al saharaui.

-El conflicto del Sahara lleva muchos años y aquello ya parece un circo. Intento mostrar un problema que parece que todos conocemos pero, en realidad, no.