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El sacristán es un artista

Carlos Morales recibe un emotivo homenaje el mismo día que inaugura una muestra con su obra pictórica en Posada

Carlos Morales, arropado por sus amigos y familiares, ayer. FRANCO TORRE

El sacristán de la iglesia de Posada es un artista. Carlos Morales, que desde 1975 ayuda al párroco local en sus tareas, ha profundizado en la última década en su afición por los pinceles. Una faceta cuyos frutos pueden contemplarse desde ayer en el restaurante Peña Mea, donde se inauguró una muestra con obras de Morales, y a cuyos propietarios donó, además, un lienzo el artista.

La inauguración de la muestra sirvió, por otra parte, para que los numerosos amigos de Morales le organizasen un sentido homenaje, al que no faltaron el párroco, José Julio Velasco, ni el alcalde y su predecesor, el socialista Gerardo Sanz y el popular José Avelino Sánchez. Porque "Carlitos", como le conocen en Llanera, es capaz de reunir en torno suyo incluso a los rivales políticos, unidos en su afecto por el querido sacristán.

Y es que los amigos de Morales se cuentan por decenas. "A mi amigo y fiel sacristán Carlitos no puedo negarle nada", confesó José Julio Velasco, maestro de ceremonias, quien expuso las cualidades por las que el sacristán, nacido en 1957, es tan popular: "Carlitos es sencillo, generoso y detallista", afirmó.

El punto álgido del homenaje fue la entrega, por parte del artista, de un lienzo al propietario del Peña Mea, Joselín Alonso. Un cuadro, además, muy especial, ya que recrea la fachada del establecimiento con el cromatismo y el estilo que son la marca de autor del sacristán, y que en lo sucesivo podrá ser contemplado por todos los clientes del establecimiento, ya que está expuesto en la cafetería.

En esta década dedicada al arte, siempre bajo la tutela de Benjamín Menéndez, Carlos Morales ha domeñado las técnicas pictóricas, aunque muestra especial predilección por el óleo y por los paisajes. Si bien tiene más de cuarenta obras en su casa, al Peña Mea ha llevado una selección de diez obras. Entre ellas hay un dibujo de Sancho Panza, de sus orígenes como pintor, y nueve lienzos: dos paisajes de Somiedo, la fachada de Casa Laureano, y las iglesias de Ables, Ferroñes, San Cucao, Arlós y Villardeveyo, esta última objeto de dos cuadros.

"Los edificios son difíciles, aunque Benjamín me ayuda con fotos. Primero los dibujo y luego ya les doy color", explica el artista, que no puede definirse por una de sus obras: "Son todas mías". Tanto es así que, tal y como reveló José Julio Velasco, el sacristán pone su alma en cada una: "Carlitos sólo pinta dos o tres cuadros al año porque es muy perfeccionista. Pero cuando acaba uno, no hay nadie más emocionado. Sus ojos resplandecen y su cara merecería un marco", describe.

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