Con el otoño llega uno de los productos de temporada más típicos de Asturias: la sidra "del duernu" o sidra dulce. La cosecha de la manzana y el trabajo de los lagares traen una de las delicias efímeras del campo asturiano, el zumo de manzana todavía sin fermentar. María Encarnación Vallina Fernández lo vende desde hace tres semanas en el mercado poleso de excedentes, bajo los aleros de la plaza cubierta.
"Este año hubo mucha manzana, pero vino muy dañada por la sequía; el problema de la manzana asturiana es que se pierde enseguida; antes duraba más, pero ahora en diciembre ya no hay", asegura.
Razón de más para hacerse con una sidra dulce que, dentro de nada, ya no será posible conseguir. El producto, además de hacer las delicias de niños y mayores, es muy sano. "Es bueno para todo, un buen alimento que además es sano para el corazón y el colesterol", dice. La única pega es que está demasiado buena. Ya se sabe, el exceso siempre es malo. Y de sidra dulce, más.