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San Zabornín, pueblo compartido

"La gente va antes a Avilés que a Luanco a comprar", afirman los vecinos de la localidad, dividida entre la parroquia gozoniega de Cardo y la carreñense de Piedeloro

Gabino González, a la puerta de su casa. I. GARCÍA

San Zabornín es un pueblo con doble municipalidad. Está ubicado en Gozón y también en Carreño, como símbolo de la Mancomunidad del cabo Peñas, que une ambos concejos. Es más, una carretera que hasta hace no muchos años no estaba ni asfaltada divide a este pueblo que pertenece a la parroquia carreñense de Piedeloro y a la gozoniega de Cardo. "Yo pago la contribución en los dos concejos", afirma Gabino González, vecino de la parte gozoniega aunque con tierras en la carreñense. González es, además, presidente de la asociación de ganaderos de Carreño. "Y voto en Gozón, pero hago más vida en Candás", añade este carreñense nacido en 1940 y que ocho años más tarde cambió de concejo. Eso sí, tan solo tuvo que cruzar una caleya.

Gabino González se anima a dar un paseo por la línea divisoria entre los dos municipios costeros. "Mira esa grieta de la carretera, parece un finxo", bromea. Ese vial que Gabino dice que era el antiguo camino al Camonal comunica la zona con el embalse de La Granda hacia un lado y el barrio candasín de El Regueral hacia el otro. "En la parte gozoniega están las casas de La Xonca, Telvino, Luis, Gabino, Veranes, La Cerra, Fermín, Reinerio, Llasín, Peña y Serín, mientras que en la parte carreñense están Casa Pachu, Joaquín, El Campón, Oliva, Tino, Cellero, Ángel Cuervo y el bar El Chigre", enumera el ganadero. En total, once casas están ubicadas en Gozón y nueve en Carreño. La población de San Zabornín, a ambos lados de la carretera, suma poco más de cincuenta vecinos.

"Es una pena, pero antes teníamos aquí una piedra que marcaba el deslinde, se la llevaron cuando hicieron unas obras de reparación de la carretera", aclara González. Esa mejora del pavimento fue abonada por los dos ayuntamientos. En la última actuación no hubo problemas por la propiedad de los terrenos; sin embargo, hace décadas sí hubo algún que otro litigio entre ambos municipios a cuenta del deslinde. "En los años sesenta no se ponían de acuerdo en qué administración tenía que hacer la obra; mientras tanto, nosotros seguíamos con un ramal sin asfaltar", recuerda González. "No hay perres y claro?", apostilla.

Este carreñense que vive en el San Zabornín gozoniego asegura que nunca ha visitado el "nuevo" Ayuntamiento de Luanco, inaugurado en 2009, y "está cada poco" en el de Candás. "En la asociación de ganaderos de Carreño también tenemos socios de Gozón", apunta para después remarcar que la mayoría de los vecinos de su dividido pueblo suele visitar más Candás que Luanco, en gran medida por su proximidad, a escasos tres kilómetros. "La gente va antes a Avilés que a Luanco para comprar", agrega.

José Luis González es otro vecino de la parte gozoniega. Tiene la casa y la cuadra en Gozón y, al otro lado de la carretera, un almacén. Sus vacas miran a Carreño. "No me queda otra que llevarme bien con los dos concejos", bromea González, a la puerta de su ganadería de vacas de leche.

Los vecinos de San Zabornín dependen de Carreño para casi todo. La iglesia más próxima es la de Piedeloro, lo mismo que la escuela y el servicio de correos. "Eso sí, pagar me toca en Gozón", afirma José Luis González que, como Gabino González, se levanta cada mañana y sin casi sin quererlo cruza de uno a otro concejo.

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