Siero participa, a pequeña escala, de todos los problemas que causa el jabalí en Asturias. Su condición de territorio céntrico de paso, su amplia red de carreteras y autovías, y su extensa zona rural lo hacen terreno abonado para todo tipo de problemas.

El del tráfico solo es uno de ellos, y no el menos importante y preocupante. Los jabalíes han provocado accidentes en carreteras principales y secundarias, y todo el mundo teme que por la noche se le aparezca uno de estos animales.

Pero también los peatones están preocupados. Es el caso de La Fresneda, en cuyas calles los suidos han venido apareciendo de forma reiterada en los últimos meses, sin que los remedios que se han intentado poner parezcan haber funcionado. Las batidas, que según los expertos no contribuyen a alejar definitivamente a los animales de las zonas urbanas, sirvieron a este propósito durante un tiempo, pero no dejan de aparecer vecinos que insisten en que hay animales otra vez por las calles. Quizá en menor número y con menos insistencia, pero haberlos, haylos.

Finalmente, está otro problema que se cuenta entre los más graves: el que sufren los agricultores y ganaderos. Hay pocas parroquias rurales del concejo que no se hayan quejado de daños de estos animales. En el entorno del polígono de Bobes y San Miguel de La Barreda, en Granda, en Santolaya y en otras muchas ha habido quejas de los vecinos.

Y tal como están las cosas, todo indica que el problema seguirá existiendo. Cada tanto hay nuevos daños en fincas agrícolas o accidentes o avistamientos en las zonas urbanas que atestiguan que el jabalí se encuentra a sus anchas en Siero.