Tal es el arraigo de la decana de las fiestas gastronómicas que siempre es un reclamo tanto como para sacar a los lugareños de casa como para atraer de nuevo a los que en su día fueron sus vecinos y ahora el destino ha llevado por otros derroteros. Es el caso de Irene Oliver, una mujer que ya lleva varios años residiendo en Oviedo, pero que suele utilizar como excusa la Fiesta de Los Callos para reencontrarse con sus amigos. "Están muy buenos y en esta compañía mejor", explica Oliver, que estuvo acompañada para la ocasión por Esther Piñuela, Eva Alperi y Miguel García, "El Pipa", en una comida a cuatro en el bar La Plaza en la que no faltó la media ración por cabeza y la copita de vino de rigor. "Puede decirse que vengo sólo por celebrar Los Callos", confiesa Oliver entre cucharada y cucharada de uno de los platos estrella de una gastronomía local que da buena muestra de su poder de atracción para los devotos de sus productos y elemento dinamizador de la economía del municipio.