La rotonda de La Barquerina, en la antigua carretera de Oviedo, va cogiendo forma. Los operarios no han descansado ni siquiera los días de fiesta, por lo que los trabajos marchan a muy buen ritmo. Ayer y antes de ayer estuvieron asfaltando, así que las obras finalizarán en breve. La previsión es que la rotonda esté lista antes de Navidad.

Como adelantaron en su momento, estos trabajos iban a afectar lo menos posible al tráfico en la zona. Ayer estuvo cortado el acceso por La Barquerina, excepto los que se dirigían a los garajes, pero el resto de usuarios de la vía tenía otra alternativa próxima por la Oliva.

La nueva glorieta de La Barquerina tendrá dos carriles de cinco metros cada uno y un islote central de 11,5 metros de radio. Estas labores estaban presupuestadas en 115.222 euros, pero finalmente se adjudicaron en 72.500 euros, por lo que esta rebaja ha beneficiado a las arcas municipales, que son las que están costeando las obras a pesar de ser una carretera autonómica. La razón es que era una obra necesaria y que urgía acometer para dotar al tráfico de la zona de mayor seguridad. Supone el enlace con la autovía del Cantábrico para los vehículos que vienen de Valdediós, la carretera de Cabranes o de la zona de Les Colomines. El gobierno local del PSOE consideró que no se podía esperar a que acometiese la glorieta el Principado, que argumentó razones presupuestarias.

No obstante, tanto esta rotonda como la otra de La Barquerina, por la que se accede desde la Autovía del Cantábrico o Les Mariñes, deberían haberse construido en el momento de la urbanización de la zona. Pero la de la carretera Nacional 632 también fue sufragada con fondos municipales, a pesar de ser competencia estatal. Ahora queda pendiente la del Riañu.